Brasil, epicentro de la historia: Lula en prisión y la derecha feliz con Bolsonaro (5 de 6)
Manuel Diaz Aponte
El Brasil poscolonial fue una etapa difícil de redefinición del reordenamiento institucional, político y administrativo brasileño.
Allí convivieron quienes todavía persistían en el control del estado por la corona portuguesa y los que abogaban por levantar la bandera del nacionalismo, y por consiguiente, de la Independencia.
“La desgracia de Brasil es su política, culpa de una herencia colonial”, escribió Frei Betto, teólogo de la liberación quien valientemente enfrentó la dictadura militar en la década del 70 a través de sus homilías en el púlpito.
Este cura dominico de la Iglesia Católica de Brasil, cuyo nombre verdadero es Carlos Alberto Libánico Christo, fue excomulgado y encarcelado en varias ocasiones por sus posiciones de defensa a los marginados, así como a los homosexuales y lesbianas.
También torturado y vejado por los regímenes militares brasileños que en casi tres décadas impusieron el terror para dominar a sus adversarios.
Autor de más de cincuenta libros literarios y de temáticas religiosas, y uno de los principales promotores de la Teología de la Liberación, corriente teológica cristiana que impactó en América Latina y el mundo al propugnar por un acercamiento hacia los pobres.
“Junto con el pueblo y su lucha” era una de las identificaciones más emblemáticas de este movimiento liberal del catolicismo brasileiro que rápidamente logró adhesiones alrededor del mundo.
Iglesia y los pobres
Aunque la cúpula de la iglesia de Brasil apoyaba y justificaba los regímenes militares de la época, internamente florecía una tendencia liberal, opuesta radicalmente a los atropellos y violaciones de los derechos humanos.
En un hecho insólito y a la vez sorprendente, Betto con toda la buena fama de brillante intelectual, se fue a vivir a una favela en las afueras de la ciudad de Bahía, en el norte, justo en medio de los pobres y marginados de su país.
Al agradecer una condecoración del gobierno de Ecuador durante el mandato del ex presidente Rafael Correa, este luchador católico por los desamparados de la fortuna dijo textualmente:”Convivir en una penitenciaría dos años, aprendí a entender las necesidades de los más olvidados. Sufrí la represión del gobierno militar de los 70”.
Betto afirmó que una de las causas de los retrocesos de gobiernos progresistas en Latinoamérica es el descuido en la formación ideológica de la sociedad.
Probablemente ahí esté la principal razón por la que los brasileños decidieron abandonar al gobierno del Partido de los Trabajadores comandado por Luiz Inacio Lula Da Silva para respaldar al ultraconservador Jair Bolsonaro.
Lógicamente, hubo otros factores como la corrupción en la que están involucradas figuras prominentes del PT y sus desviaciones ideológicas para seguir los patrones consumistas y vicios desde el poder, que han caracterizado las organizaciones derechistas tradicionales en Brasil.
¿Contradicción en el Gobierno?
En los primeros quince días de conducción del Estado el gobierno de Bolsonaro ha tenido que retroceder en la aplicación de medidas oficiales en reiteradas ocasiones.
Incluso la prensa brasileña registra que en promedio una vez al día las autoridades han dado marcha atrás a disposiciones gubernamentales “lo que refleja la falta de planificación de la cúpula y la personalidad dispersa y poco asertiva de Bolsonaro”, dice el diario Folha de São Paulo.
En círculos políticos de Brasilia se advierte que existen niveles de fricciones entre funcionarios de la estructura política de Bolsonaro y ex militares incorporados al gabinete.
Hay quienes respaldan la posible instalación de una base militar estadounidense en suelo brasileño, en tanto que otros la rechazan.
Los estrategas bolsonaristas en Brasil siguen apostando a las Redes Sociales para defender la imagen del gobierno. Lo hicieron con destrezas y con mucha mala fe en la campaña electoral y destronaron a la oposición.
Pero desde el poder las cosas son distintas porque se trata de otro escenario, que trasciende la realidad virtual para convertirse en acciones concretas.
El equipo económico de Jair Bolsonaro ha dado marcha atrás a por lo menos nueve medidas anunciadas desde su juramento el primero de enero.
Uno de los grandes retos es reducir los niveles de desigualdades sociales aún vigentes y de activar la capacidad adquisitiva de los grupos sociales más pobres.
Investigaciones recientes del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) sostienen que entre el 2016 y 2017, el número de pobres aumentó de 52,8 millones (25,7% de la población) a 54,8 millones (26,5%).
Sin embargo, la renta del 10% de brasileños con mayores ingresos en el país es 3,5 veces mayor que el total recibido por el 40% con menos ingresos, dice el IBGE.
Los indicadores económicos han estado reaccionando positivamente con niveles de confianza hacia las nuevas autoridades. La bolsa de Sao Paulo, sede del principal centro financiero de Brasil, sigue creciendo.
Las élites económicas brasileñas mantienen su firme respaldo a Bolsonaro, quien a cambio busca complacer sus apetitos entre los cuales se cita la posible exploración de la exuberante Amazonía, de tres millones de kilómetros cuadrados.
Conservadurismo predominante
El conservadurismo político latinoamericano es el esquema dominante actualmente en la región, y no parece que vaya a cambiar por ahora.
La diferencia se produjo en México con la asunción del centro izquierdista José Manuel López Obrador, quien ha retomado los vínculos con Caracas.
En estos momentos, la zona políticamente está dividida con un escenario donde el gobierno de Venezuela que en los últimos quince años ostentó la unificación, ahora tiene el rechazo de por lo menos doce mandatarios latinoamericanos, que desconocen la reelección de Nicolás Maduro y su reciente juramentación para un nuevo periodo (2019-2025).
Brasil, ¿hundirá más América Latina?
El plan fue bien concebido metieron en prisión a Lula y sacrificaron a Dilma, y luego surgió el “ángel de la guarda”, personificado en Bolsonaro. Todo se ejecutó en forma cronometrada, con el auxilio del poder económico, los medios de comunicación y una coyuntura política internacional favorable.
Las relaciones entre Estados Unidos y Brasil se aprecian fortalecidas y los gobiernos de ambas naciones podrían suscribir un acuerdo de libre comercio en los próximos días.
Es imposible referirse a la actual realidad de la República Federativa de Brasil, sin mencionar a Lula Da Silva, el hombre que salió de los talleres metalúrgicos de São Bernardo Do Campo, estado de Sao Paulo, para dirigir la nación desde el Palacio Do Planalto.
Un tránsito muy grande, lleno de escollos, tropiezos, frustraciones, amenazas y sistemáticos bloqueos que pudieron desencadenar en una guerra civil.
Tras cinco intentos, finalmente Lula alcanzó el poder (2003-2013), a regañadientes de una poderosa oligarquía que no concebía la idea de ver a un líder obrero conducir los destinos de la sexta economía mundial.
Bolsonaro Versus Kardashian
El rostro de la política en Brasil ha cambiado radicalmente y hoy, la familia Bolsonaro, acapara toda la atención, proyectando una imagen cercana a la estadounidense Kim Kardashian, amante de la vanidad y confort.
Aparecen frecuentemente en los medios de comunicación brasileños las figuras del presidente Bolsonaro, esposa y sus hijos, dos de ellos, diputados al Congreso.
El autor es periodista y profesor de comunicación
Fotos: Ricardo Stuckert/ @LulaOficial
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