Busca por dentro
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
Siempre he dicho que lo mejor y de calidad no solo debe provenir de lo superficial, más bien de lo profundo.
La profundidad de las cosas les gusta a las personas que les apetece vivir con intensidad.
Todo aquel que nace y muere con intensidad, se puede decir que se realizó como comúnmente decimos, o más bien, que su vida tuvo propósito.
Si quieres saber de qué está hecha una persona, debes de fijar muy bien tu mirada, afinar tus oídos, alinear tus sentidos, pero sobre todo tener la capacidad de sentir lo que los demás nos transmiten.
Mi discurso acerca de la ardua tarea que representa conocer a los demás siempre ha sido el mismo, aseguro que no es fácil, pues el ser humano está en constante evolución.
Para iniciar el trayecto hacia el conocimiento profundo de los demás hace falta el elemento más importante, conocernos primero a nosotros mismos.
Cómo podemos tratar de conocer a otra persona si no nos conocemos primero a nosotros mismos?
Resulta casi imposible, en un mundo donde hay tantas mentalidades, y rostros distintos, y circunstancias que pueden estremecer a más de uno, y hacerles cambiar de parecer.
Hace en una conversación con alguien conocido decía hablando de temas de pareja, que ni dos hermanos viniendo del mismo vientre, criados con la misma madre y padre, entorno e igualdad de privilegios, eran capaces de ver el mundo de la misma manera.
Por esto, querer que los demás sean como uno, o viceversa es imposible, en una relación de pareja nos adaptamos de manera pacífica y armónica en la convivencia con el otro, pero nadie cambia a nadie.
Hay un elemento importante en el ser humano y que es objeto de mi estudio, y en lo principal que me enfoco, y es en su corazón, sí, ese pequeño órgano imparable, que late, que se encuentra en nuestro pecho del lado izquierdo, y a quien se le atribuye ser el responsable de las mejores cosas de la vida, sobre todo del amor.
Muchos le restan importancia, hasta aseguran que es un mito eso del sentir en el corazón, sin embargo quien tiene un presentimiento, alegría o desilusión amorosa o personal, parecería una coincidencia pero más de uno asegura sentirlo en el corazón.
Pero, cómo podemos saber de qué tipo de corazón hablamos cuando nos referimos a tal o cual persona, si está dentro, no se puede tocar ni ver a menos que se haga una sonografía?
Ahí viene lo interesante del asunto, lo sentimos, estamos vivos gracias a que funciona, más si queremos conocerlo sin verlo hay aspectos hablan de el, esos son las acciones, el proceder, las buenas obras, el dar sin esperar a cambio, condolerte por el prójimo, ser empático, pero sobre todo la boca.
Sí, esa parte del cuerpo que nos ayuda a comunicarnos, también nos puede dar una idea con el seguimiento de cerca quienes son los demás. Por algo dicen que de la abundancia del corazón habla la boca, y en eso creo.
Tenemos que rodearnos de personas de gran corazón, esos reales seres humanos nos darán dicha, luz, nos desearán lo mejor, hablaran con la verdad, velarán por ti y tu bienestar, te cuidarán, verán por tus ojos, por tu mente, son capaces de anticiparse con tal de agradarte, se toman tiempo para conocerte, no eres ni serás una del montón en su vida, pero sobre todo aprenderán a amarte sin motivos, solo por ser quien eres.
Pienso y Luego Escribo: Si de la abundancia del corazón habla la boca, de la abundancia del cerebro qué hablará? Siempre busca por dentro, afuera no existes.