Cambio climático: qué es, cuáles son sus causas y qué puedes hacer para revertirlo
Si bien el cambio climático es parte de la historia de este planeta, sus efectos se han visto acelerados por la actividad humana, advierte José Antonio Marengo, climatólogo peruano, coordinador general de investigación y desarrollo del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden) de Brasil.
Incluso, explica el experto, ya se pueden advertir algunas de sus consecuencias, A pesar de ello, es posible poner en práctica medidas que contribuyan a reducir el impacto que el cambio climático genera. ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno?
Qué es el cambio climático
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el cambio climático se refiere a las modificaciones a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos.
Por lo tanto, hace referencia a todas las alteraciones que el clima ha tenido en diferentes escalas de tiempo, reflexiona el climatólogo peruano.
Cuáles son las causas del cambio climático
La organización explica que estas alteraciones pueden ser naturales (como las variaciones del ciclo solar). Aunque advierte que “desde el siglo XIX las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático”.
De igual manera, el funcionario del Cemaden considera que existen causas naturales y humanas que provocan el cambio climático. Dentro de las primeras, menciona la distancia entre el Sol y la Tierra, que es un proceso astronómico natural, y las erupciones volcánicas, que liberan aerosoles que pueden bloquear la energía solar.
Entre los factores antropogénicos que intervienen en el cambio climático, Marengo reconoce: la quema de combustible fósil por parte de los vehículos o de la industria; los rellenos sanitarios que liberan metano; la agricultura y la ganadería (que también liberan este gas); y la quema de vegetación o biomasa.
Por su parte, la ONU aclara que la generación de energía a través de los combustibles fósiles es un factor de preocupación. “La mayoría de la electricidad se genera todavía con la combustión de carbón o gas, lo que produce dióxido de carbono y óxido nitroso, que son potentes gases de efecto invernadero que cubren el planeta y atrapan el calor proveniente del sol”.
La organización mundial también advierte por las emisiones de la industria y las fábricas, en su mayoría provenientes de la quema de combustibles fósiles, destinada a generar energía para producir cemento, componentes electrónicos o ropa, por ejemplo.
Además, “la tala de bosque a fin de crear granjas o pastos, o por otros motivos, provoca emisiones dado que cuando se talan sus árboles se libera el carbono que estos han estado almacenando”. Además, su destrucción limita la capacidad de la naturaleza para mantener las emisiones fuera de la atmósfera.
La ONU también responsabiliza al transporte, dado que “la mayoría de camiones, barcos y aeronaves funcionan con combustibles fósiles. Esto hace que el sector sea uno de los que más contribuye a generar gases de efecto invernadero”.
A su vez, la producción de alimentos provoca emisiones de metano, dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Y lo hace de diferentes maneras: a través de la deforestación y la roturación de tierras para la agricultura y el pastoreo; de la alimentación del ganado bovino y ovino; de la producción y el uso de fertilizantes; y del uso de energía fósil para hacer funcionar máquinas y otros equipos.
Igualmente, el estilo de vida contribuye al cambio climático a través del uso de la energía; el consumo de bienes como la ropa, los componentes electrónicos y los productos fabricados con plástico; o el modo de desplazarse.
Marengo reflexiona: “Esa combinación de las dos (de las causas naturales y humanas) es lo que determina en cierta forma el aumento de la temperatura y esto es lo que conduce al cambio climático”.
Cuáles son las consecuencias del cambio climático
Las concentraciones de gases de efecto invernadero se encuentran en su nivel más elevado en dos millones de años y las emisiones siguen aumentando. Como resultado, la temperatura de la Tierra es ahora 1.1 grados Celsius más elevada que a finales del siglo XIX, señala la ONU.
Según el especialista peruano, algunos de los efectos del cambio climático son: derretimiento de los casquetes polares y de los glaciares; escasez hídrica; elevación del nivel del mar; huracanes más fuertes; y tormentas más intensas: “Lo que debería llover en un mes está cayendo en pocos días y son lluvias muy intensas que pueden llevar a desastres como deslizamiento de tierra o inundaciones bruscas”.
La ONU agrega que el cambio climático ponn en peligro la supervivencia de las especies terrestres y oceánicas. Un millón de ellas están en riesgo de extinguirse en las próximas décadas y el ritmo de la extinción es mil veces mayor que en cualquier otra época de la que se tenga constancia en la historia humana.
Sumado a esto, la provisión de alimentos también puede verse afectada como consecuencia de la acidificación oceánica que pone en riesgo los recursos marinos; los cambios en las capas de nieve y el calor extremo que pueden provocar la disminución del agua y los pastizales y que alteran el suministro de alimentos generados por la ganadería, la caza y la pesca.
La salud también se ve impactada por el cambio climático. De acuerdo a la ONU, cada año los factores medioambientales acaban con la vida de cerca de 13 millones de personas a causa de los fenómenos meteorológicos extremos, los desplazamientos forzados, las presiones en la salud mental, la extensión de las enfermedades, el aumento del hambre y la desnutrición en lugares donde las personas no pueden producir o encontrar alimentos suficientes.
A esto se añade que las inundaciones pueden arrasar barrios y destruir hogares y comunidades; el calor dificulta la ejecución de trabajos en el exterior y afecta a los cultivos. En consecuencia, aumentan los factores que conducen y mantienen a las personas en la pobreza y contribuyen al desplazamiento. En concreto, entre 2010 y 2019, los sucesos relacionados con el clima desplazaron a aproximadamente 23.1 millones de personas al año.
La situación de Latinoamérica frente al cambio climático
Para Marengo, una de las zonas más vulnerables de la región es América Central, aunque advierte que todos los países se ven afectados.
En cuanto a los desafíos, el experto señala que “uno de los problemas fundamentales es que el calentamiento global ya está afectando el volumen de hielo de los Andes. De todas las regiones de glaciares, los Andes son, tal vez, los que más están perdiendo. Ciudades grandes como Lima, Quito o Bogotá dependen del agua de los deshielos”.
Entonces, continúa, si no se toman medidas va a existir una situación de crisis hídrica, por lo que deben pensarse alternativas para proveer de agua a esas ciudades.
En ese sentido, el informe Estado del clima en América Latina y el Caribe 2021 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que los glaciares de los Andes tropicales han perdido, al menos, un 30% de su superficie desde 1980. Este retroceso aumenta el riesgo de escasez de agua para la población y los ecosistemas andinos.
Además, el informe revela que en 2021 la temperatura se situó por encima de la media del periodo comprendido entre los años 1981 y 2010 en todas las subregiones y el nivel del mar en la región continuó subiendo el año pasado, a un ritmo más rápido que a escala mundial.
A su vez, la temporada de huracanes del Atlántico de 2021 fue la tercera más activa de la que se tenga constancia. Mientras que las precipitaciones extremas (con valores sin precedentes en muchos lugares), las crecidas y los deslizamientos de tierra provocaron pérdida de vidas, destrucción de viviendas y cientos de personas desplazadas.
Qué se puede hacer frente a este escenario
Marengo reconoce que no es posible revertir ni frenar el cambio climático, pero sí disminuirlo: “Podemos reducir el calentamiento global a un máximo de un grado y medio o dos hasta 2050”.
“Lo que todo el mundo debería hacer es aminorar la emisión de gases de efecto invernadero”, sostiene. En ese sentido, destaca que los países deberían hacer un esfuerzo por sustituir el combustible fósil por otras fuentes de energía.
También es preciso idear medidas de adaptación para disminuir el impacto a las comunidades más afectadas por los fenómenos extremos derivados del cambio climático como las inundaciones o la sequía.
Además, subraya el rol de la ciencia, que debe continuar con el estudio del fenómeno para prever qué va a pasar con el clima del futuro y quiénes serán los más vulnerables.
Asimismo, el especialista asegura que los ciudadanos deben ser conscientes de que el clima está cambiando. Negar el cambio climático es negar lo que ya existe, reflexiona.
“Muchos dicen que ya tenemos muestras de lo que puede ser el futuro con las inundaciones en Brasil o la ola de calor y la sequía en Europa. El clima ya está un poco alterado. No necesitamos esperar décadas. Ya estamos teniendo ejemplos de lo que podría ser el clima del futuro”.
Fuente: Redacción National Geographic