La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Celebrando sus 74 años
Por Ángel Gomera
Una alfombra de pétalos de amor cubre el Mar Caribe. Espumas de versos alegres se entremezclan con las olas tropicales, que bailan al compás de una gratitud perpetua.
Allá en la orilla de la playa, las arenas se visten de un blanco resplandeciente de pureza, esperando el acostumbrado toque de la marea que, reflejando con denodada ilusión; entre vaivenes de idas y vueltas; entre brisa suave y palmeras; conjugan en complicidad, un espectáculo gozoso de inigualable belleza.
Las nubes sonríen y aplauden por tan maravilloso espectáculo; el sol brilla vestido de fiesta con toques especiales de bendición; las aves con pericias extraordinarias forman un gran corazón en el cielo; y las montañas agarradas de las manos con las llanuras escucha el acorde de felicidad tocado por los valles.
Todo esto ocurre por ti Madre bendita; es que, tú cumpleaños 74 moviliza la naturaleza; pone a cantar las piedras del arroyo; le concede caudal rebosante a ríos sedientos, bajo el cortejo majestuoso de bosques sonrientes, vestidos con el impresionante verdor de la esperanza.
Asimismo, hace danzar los peces felices en el gran océano de los anhelos e ilusiones; les da vida y armonía a los arrecifes de coral, convirtiéndolos en eterna primavera con extraordinaria multiplicidad de colores; ahí, se aprovechan los caracoles frescos jugueteando con los hipocampos, en la platea del inmenso y hermoso mar azul.
Y las gaviotas con sus esmóquines blancos, aletean sus alas en el viento; galanteando su mejor vuelo y salpicando la luna, con sus zambullidas afanosas, en aquel mar de la quietud.
Tú día de días, madre de luz; llena mi corazón de inspiración y poesía divina; me hace elevar cánticos de agradecimiento al Altísimo, por concederme la dicha excelsa de salir de tu vientre beato. Eres un ser que nunca se deja ganar en un amor sin límites, que sana con su sonrisa, mi heroína santa.
A Dios le pido que le santifique todos los días de su vida, me le conceda salud y larga vida. Que nos permita como familia y cómo hijo, prodigar en cada instante, sin la mínima fisura, de un amor gigantesco que la haga más feliz en cada instante y suspiro. Que me permita ser un digno hijo ante sus ojos dando testimonio de vida.
Sabes madre mía, que te amo inmensamente y con devoción, que hasta me quedé corto en lo que te escribí.
Feliz cumpleaños, madre adorada y amada: cariñosamente Migdalia.
Tú hijo
Ángel Gomera