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Cómo sobrellevar la crisis
Por Alliett Ortega
Desde Mi Perspectiva
Esta semana en desde mi perspectiva quiero hablar de cómo debemos de sobrellevar la crisis actual, y cualquier otra crisis, y más en estos momentos que muchos hemos tenido que convivir con situaciones que nunca pensamos, y es por esto que para esto usare algunos fragmentos de un libro que me ha encantado ‘‘La Buena Crisis’’ de Alex Rovira, y es que superar una crisis, incluida la que atravesamos, no es volver a tener, sino conseguir ser, es decir, aprender a afrontar cada instante con dignidad, esperanza y sentido de la realidad, y es que “la crisis será lo que hagamos de ella”.
Desde mi perspectiva los momentos de dificultad lo debemos de tener como enseñanzas porque es eso, nos enseña a incorporar lo bueno del pasado, a entregarnos al cambio, a desafiar la rutina, a crear y a pensar de manera diferente, a encontrar un sentido al dolor y a disfrutar la Crisis, y es que los momentos de crisis son propicios para aprender a combatir las dificultades, los cambios inesperados, y utilizar la inteligencia, confiar y seguir remando.
Y es que la crisis, cualquier tipo de crisis, nos presenta las claves para la transformación de la existencia a partir del aprendizaje que genera una dificultad, sea de la naturaleza que sea, con ejemplos de superación y palabras que revitalizan.
Cuando estamos inmersos en un proceso de crisis, ya sea económico, personal, laboral, es vital mantener la confianza, y agradecer las situaciones por muy molestas que puedan ser, las preocupaciones, el desplomarse, llorar, la angustia, son una invitación a la esperanza de crear nuevos escenarios porque la situación nos obliga a crearlo de manera inesperada, a sobrevivir.
Se desarrolla la innovación , nos fuerza a adaptarnos a las emergencias, y con esto nos damos cuenta de lo que somos capaces de conseguir , nos abre los ojos, a tomar conciencia y ver aquello que no podíamos o no queríamos ver, y es que la crisis es una forma de renacer, al cambio , y si nos resistimos a aceptar que las cosas han variado podemos convertir una situación de crisis, en una situación crítica, porque cuando nos negamos a cambiar , y nos quedamos inmóviles por resistencia al cambio, de una manera lenta o rápida nos puede conducir a la muerte, no hay nada peor que un ser humano sin un sentido de porque vivir, sin una razón.
Desde mi perspectiva la crisis es algo inherente a la vida; el crecimiento es imposible sin crisis, la vida misma, en su sentido más llano, supone una serie de etapas críticas que se inauguran con el nacimiento, prosiguen con la infancia, la adolescencia, la madurez y la vejez, todas ellas con sus respectivos traumas. En cada uno de los momentos clave de la vida, tenemos que renunciar a una parte de lo que somos para llegar a ser lo que en verdad podemos ser.
El cambio nunca es gratuito y únicamente nos alimenta si nos dirige a la transformación. Quienes han logrado modificar una determinada manera de entender el mundo o un paradigma han sido creadores pasaron por grandes crisis y mantuvieron una actitud fundamentada en el coraje, la esperanza, el sentido, el esfuerzo, el rigor y la voluntad.
En una crisis podemos decidir ser espectadores, víctimas o perdernos en la queja y culpabilizar al sistema (familia, bancos y otros agentes políticos y sociales), o podemos esperar a que el mesías lo arregle todo o aceptar nuestra corresponsabilidad en todo lo que está ocurriendo. No debemos olvidar que este es un mundo de interrelaciones, de efecto mariposa, de elecciones con impactos determinados (económicos, ecológicos, emocionales y tantos otros). Todos podemos ser causas, motores, empujes y energías si asumimos la responsabilidad propia y los efectos de la responsabilidad ajena.
Desde mi perspectiva este momento de crisis por la pandemia Covid-19 lo debemos aprovechar para invertir en aprendizaje social y emocional, debemos de convertirnos en personas más conscientes de sus emociones, quiero compartirles las principales ideas presentadas en el libro, el cual se los recomiendo, ya que nos puede ayudar a sobrellevar la crisis, y es que debemos de tener en cuenta que:
Crisis es vida. Si no vivimos situaciones críticas, es que estamos muertos. Debemos celebrar que podemos contarlo y seguir remando.
Aprendamos a relativizar. Lo que ahora nos parece terrible, quizá sea una bendición mañana. Conviene que tomemos distancia y veamos qué lecciones y oportunidades nos ofrece la crisis para poder aprovecharlas.
Debemos entregarnos al cambio y transformarnos. El cambio viene de fuera hacia dentro, la transformación va de dentro hacia fuera. El primero es efímero; la segunda, estable.
Aprendamos a progresar con la crisis, a cuestionar y a cuestionarnos por el bien común. Hemos de desarrollar nuestra capacidad crítica y nuestro criterio. No debemos conformarnos con la resignación y el miedo, sino luchar, entregarnos y cooperar para crecer haciendo crecer a los demás.
Aprendamos a crear y pensar de manera diferente. Hemos de aprovechar el nuevo escenario para reinventar nuestros hábitos y patrones de conducta. Conviene que desafiemos la rutina, rompamos la inercia, demos la vuelta a nuestro mundo y seamos rebeldes constructivos.
Si queremos superar la crisis, hemos de superarnos a nosotros mismos en cada instante. Debemos convertirla en el desafío que nos lleva a extraer lo mejor de nosotros mismos en cada momento.
Cultivemos el optimismo y la confianza basada en la realidad. Es mejor dejar de hablar de fantasmas o amenazas y actuar en la realidad, dando siempre lo mejor de nosotros mismos. El destino es aquello que nos sucederá seguro si no hacemos nada para evitarlo.
Cooperemos y seamos íntegros. Solo si cumplimos lo que prometemos y predicamos con el ejemplo seremos de confianza, y únicamente siendo de confianza seremos capaces de generar el compromiso en los demás.
Hemos de encontrar un sentido a nuestro dolor. Tenemos que vivir el duelo por lo que hayamos perdido, no es bueno negarlo. Pero podemos quedarnos con lo bueno del pasado, agradecerlo y hacer que esa gratitud crezca en nosotros y se convierta en un don que podremos entregar a los demás para que sus duelos sean más soportables y sus vidas, mejores y más bellas.
Amemos y hagamos. Si la vida tiene sentido es por el amor y por lo que éste genera: belleza, verdad, calidad, bienestar, plenitud, alegría, felicidad y todo lo mejor que podemos vivir. Hemos de convertirnos, en lo personal y en lo colectivo, en una fuente deliberadamente consciente y activa de todo ello. La crisis es mucha menos crisis si amamos y nos sabemos amados.
Desde mi perspectiva podemos cambiar bien por convicción o bien por compulsión, la inmensa mayoría de la gente cambia por compulsión, porque no tiene más remedio o porque se ahoga entre la espada y la pared. Para ellos el cambio es un hecho ineludible y consumado. Toda crisis nos abre una maravillosa oportunidad: protagonizar una catarsis o purificación y desprenderse de lastres gracias a la adversidad.
La crisis nos empuja a mirar cara a cara lo que nunca nos habíamos planteado, nos invita a adentrarnos en las “zonas de sombra” que apartamos de nuestro plan de vida. Es el momento idóneo para preguntarnos cómo queremos vivir, cómo podemos vivir, y es que, sin la crisis, quizá, no nos veríamos forzados a decidir. Hasta una próxima entrega.