La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Contagiemos bondad
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Ante el sentir de una parte de la ciudadanía de que “todo está perdido” por los antivalores que prevalecen en la juventud, en una era de que “nada es nada” y se refleja en su manera de expresarse, de accionar, bailar, irrespetar a sus progenitores, donde la violencia arropa a las familias y por un parqueo, vaca, celular o tenis se le arrebata la vida a alguien, me resisto a rendirme y pregonar una actitud negativa, lo cual en nada contribuye con la armonía familiar y social que todos y todas merecemos.
Amigos, amigas, mi propuesta es simple, comencemos desde nuestros hogares a contagiar un clima de bondad. Despertemos cada mañana como seres agradecidos de que contamos con la bendición de ver, escuchar, hablar, caminar, de tener un techo, salud, hijos o hijas, pareja, familiar o alguien con quien conversar.
Concentremos nuestro sentir y mirar en todo lo que tenemos y no en lo que nos hace falta, y así comenzaremos a sembrar y multiplicar con el ejemplo sentimientos de bondad: con una sonrisa de buenos días, un fuerte abrazo, un cálido mensaje, compartiendo un alimento o algo material, cediendo un asiento u otro espacio, acciones y gestos que nos conectan con los demás creando un clima de agrado.
La bondad viene del latín “bonitas”, formado de bonus (bueno) y del sufijo tat que cambia a castellanos como dad (cualidad), lo que constituye una virtud de los seres humanos, una inclinación a hacer el bien, a brindar generosidad sin esperar recompensas, en la que la maldad no tiene cabida.
No importa la mochila que llevemos en nuestros hombros, muchas veces con un historial de vida en el que se corregía con autoritarismo y no con amor, tenemos que reflexionar sobre la manera con que estamos enfrentando los conflictos del diario vivir.
En lugar de lamentarnos, seamos ejemplo de vida, llevemos luz, positivismo a los demás, seamos agentes de cambio, promotores de valores, promotores de paz y lograremos una convivencia pacífica, que brinda beneficios para el desarrollo de cualquier proyecto personal o profesional.
La ira no puede prevalecer sobre la razón. Usemos nuestras capacidades para crear en nuestros entornos un clima de entendimiento, acciones de solidaridad, ejemplos de empatía para sentir los sentimientos del otro y así contagiaríamos a los demás de la bondad necesaria para un mundo distinto.
Eduquemos a los varones a que expresen sus sentimientos, a que si tienen un conflicto, hacerlos entender que la violencia genera mayor violencia, que tenemos la capacidad de auto controlar nuestras emociones.
Contagiemos bondad en respetar a los demás, un derecho del que todos y todas gozamos constitucionalmente.
Definitivamente, hagamos un esfuerzo de ser bondadosos y de seguro, tendremos resultados positivos para nuestra familia y sociedad.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.