Cuando algo no nos toca
Iranna Flaviá Luciano
Pienso y Luego Escribo
No existe algo que haga más indiferente a un ser humano que no haberle tocado una situación de cerca.
Siempre he dicho que podemos o no opinar sobre algo, cuando tenemos el mérito o la entereza de que lo hemos experimentado o vivido.
La vida para algunas personas aun teniéndolo todo dice no resultarle fácil, cuando hay un desconocimiento total de lo que es la otra cara.
La otra cara de la moneda puede describirse como todo lo contrario a lo que comúnmente se vive.
En un diario de vida normal las cosas marchan según se entienden bajo control, dentro del marco de lo establecido.
Pero qué pasa cuando no es así? Alguna vez alguna persona que no le haya tocado la situación de tener un niño con condición especial se ha preguntado que se siente.
Diría que es la situación que más satisfacción da, pero con la que hay que convivir como si de una montaña rusa se tratara.
En donde no se sabe que va a pasar el otro día, y se vive en una incertidumbre total.
Como padres buscamos que nuestros niños se superen, que se abran paso ante la vida, que logren la tan anhelada autonomía, pero no se sabe a ciencia cierta para nosotros que es esta manada de emociones.
Los niños en condición de autismo en algunos países no saben explicar ni ellos mismos que es lo que les sucede, cuando es una condición que afecta la sociabilización, el lenguaje, y el comportamiento, y a menudo se encuentran con padres que no los defienden, ni hacen valer su justo derecho, y que no se unen los unos a los otros para apoyarse entre si.
Tienen derecho los niños con autismo en este mundo, así como en cualquier otro niño a un trato digno, a preferencias porque a menudo no saben lo que es la espera, a intervenciones que los ayuden a hacerse paso en el vida que por si misma no vino de manera fácil.
Hace falta alzar la voz para exigirle al país en donde vivimos para que cree programas o apoyen a los existentes, a más inclusión, para que ellos puedan lidiar mejor con ellos mismos y con los demás.
Y qué decir de esas madres que aun con la mejor de las intenciones para sus hijos, porque qué le negaría una madre a un hijo, que aquellas que no tienen ni un pasaje para llevar a su hijo a una terapia o una consulta médica.
Hace falta alzar la voz por nuestros niños con autismo, niños con nobleza, ingenuidad, e inocencia incalculables.
Hace falta elevar la voz para mejorar la condición de vida por los niños con autismo, porque el mañana también les pertenece a ellos, que tienen una mentalidad que jamás dañarían a alguien por lo que se amerita preservarlos.
Pienso y Luego Escribo: No es igual tenerlos que no tenerlos.
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