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Día mundial del medio ambiente: Una reflexión sobre el planeta
Pakistán será el anfitrión internacional y la conmemoración será el marco para el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.
Hoy más que nunca el mundo intenta sobrevivir a los estragos del cambio climático, a los incendios forestales, a la pérdida de los ecosistemas y, por si fuera poco, lucha por mitigar un virus que llegó para quedarse.
En este contexto se conmemorará este sábado 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, un motivo anual de reflexión internacional que en este 2021 se centra en la restauración de los ecosistemas para evitar que el planeta vaya directo al colapso.
Al respecto la ONU dio a conocer que en esta ocasión Pakistán será el anfitrión mundial y la conmemoración será el marco para el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.
Más afectados
Un ecosistema es un lugar donde las plantas, los animales y otros organismos, junto con el paisaje que los rodea, se unen para formar la red de la vida.
Muchos ecosistemas son cruciales para las sociedades porque proporcionan agua, alimentos, materiales de construcción y otros elementos esenciales.
También brindan beneficios como la mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
Pese a su importancia en las últimas décadas el hombre llevó a muchos de estos hábitat al límite. De acuerdo con especialistas los siguientes son algunos de los ecosistemas que requieren urgentemente ser protegidos para no desaparecer.
Selva amazónica
La Amazonia es el bosque tropical más grande. Abarca gran parte del noroeste de Brasil y se extiende hasta Colombia, Perú y otros países de Sudamérica. Es muy famosa por su biodiversidad pero en 2010 se registró un grave aumento de incendios forestales en la zona.
En su informe Incendios, bosques y futuro: una crisis fuera de control, WWF reportó que el número de alertas de incendios en todo el mundo durante el mes de abril de 2020 “aumentó 13% en comparación con 2019, que ya había sido un año récord en incendios forestales”.
A escala mundial “observamos un aumento muy preocupante en materia de incendios. Nos preocupa que esta tendencia siga en alza y tenga efectos negativos, como el incremento en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, dice a Vértigo Jordi Surkin, director de Conservación de WWF para América Latina y el Caribe.
El también director de Conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza en Bolivia agrega que las principales causas de este fenómeno son la deforestación, el cambio del suelo para la agricultura, además de un clima más cálido y seco por el cambio climático, que hace que la temporada de incendios forestales aumente en todo el mundo.
Estas circunstancias “se dan por la continua deforestación, que se asocia con la expansión de la frontera agrícola y pecuaria. En algunos lugares, como la Amazonia, tiene que ver con tomas de tierras por parte de gente que busca hacer frente a la pobreza. Por otro lado están la falta de políticas adecuadas y la no implementación de políticas ya existentes”, puntualiza Surkin.
Bosques tropicales
No es solamente el Amazonas: en México, como en todo el planeta, los bosques tropicales peligran por la deforestación a gran escala, la cual tiene como objetivo mantener funcionando a la industria ganadera.
A causa de esta deforestación en los bosques de la Riviera Maya y Yucatán se pierden importantes ejemplares de especies en peligro en extinción que además forman parte de la identidad histórica de nuestro país, como el jaguar y el mono araña.
“En el bosque maya vemos una fuerte afectación por la pérdida de hábitat por múltiples causas, principalmente el desarrollo agrícola y pecuario. Pero si a eso le sumas modelos de desarrollo urbano asociados a polos turísticos, como lo estamos viendo en la zona de la Riviera Maya donde pierdes espacio con respecto de la urbanización y la especulación de la tierra, entonces este es uno de los grandes factores de detrimento y que aceleran la deforestación en esa zona”, explica en entrevista María José Villanueva, directora de Conservación de WWF México.
Agrega que la crisis por Covid-19 muestra que la degradación y la deforestación de los bosques están entre los factores que más influencian en el surgimiento de epizootias. “No sabemos qué virus estén a la vuelta de la esquina esperando y seguramente surgirán en algún frente de deforestación”, señala.
Océanos
La devastación humana amenaza los océanos de manera múltiple. El cambio climático, el uso excesivo de plásticos, la pesca excesiva y la minería son solo algunas de las expresiones de esa devastación. De acuerdo con el reporte 30X30 Guía para la protección de los océanos, que elaboraron la Universidad de Oxford y la Universidad de York, en las aguas internacionales existe una impresionante riqueza de vida marina y de ecosistemas, pero muchas de las especies más icónicas —como los albatros, las tortugas o los tiburones— sufren dramáticas disminuciones en sus poblaciones desde hace unas cuantas décadas.
Por ejemplo, hábitat como los arrecifes de coral de aguas frías o los campos de esponjas tienen siglos de antigüedad en algunos casos y son dañados por equipos de pesca pesados que se arrastran a lo largo de los fondos marinos.
Incluso disminuyen poblaciones de especies que deberían estar bajo una administración estricta. Además la población de atún rojo del Pacífico se desplomó ya a menos de 3% de su abundancia histórica, pero aún se practica su pesca.
Antártida
El cambio climático se expresa de manera particularmente dramática en la Antártida. Prueba de ello es el desprendimiento del iceberg más grande del mundo de esta zona.
De acuerdo con la Agencia Espacial Europea se trata de un trozo de hielo gigante que tiene casi 80 veces el tamaño de Manhattan. Un estudio publicado en la revista Nature Geoscience muestra que cuando una capa de hielo se separa las temperaturas locales se vuelven más cálidas. Sin embargo cuando el pedazo desprendido es muy grande puede cambiar drásticamente los patrones meteorológicos.
Según otro informe publicado en la revista Nature el deshielo de la Antártida elevará 2.5 metros los océanos aunque se cumpla el Acuerdo de París, que busca limitar el incremento de la temperatura global.
“El iceberg es impresionantemente grande. Tiene paredes de hasta 200 metros de altura. Ver este cuerpo de hielo en movimiento libre nos debe poner a pensar. Debemos parar la contaminación que originan los Gases de Efecto Invernadero (GEI), porque como humanidad no estamos resolviendo los problemas que generamos. Los más afectados en el caso del iceberg son los organismos que habitan en las islas cercanas: ellos en primera instancia sufrirán las consecuencias”, expresa en entrevista José Antonio Benjamín Ordóñez Díaz, profesor-investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey.
Es tiempo de reflexionar sobre la urgencia de salvar a nuestro planeta.
Fuente: Vértigo Político