La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Discriminación cotidiana hacia las mujeres
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Promover la equidad de género y acciones pacíficas conlleva brindar un comportamiento justo a los demás, en el que las desigualdades entre mujeres y hombres no existen.
Por ello, a propósito de conmemorarse ayer el Día de la Cero Discriminación dedico este espacio de promoción de la paz a visibilizar los desafíos que a diario sufren mujeres y niñas, sin importar cultura, clase social o edad.
En pleno siglo XXI, colmado de transformaciones políticas, económicas y sociales de avances bien sabemos que, en naciones como la nuestra, donde impera aún el machismo, todavía la población femenina enfrenta muchos desafíos que nos mantienen en un techo de cristal, impidiéndonos desarrollarnos en iguales condiciones que los hombres.
Recientemente vimos en las redes a una chica que aspiraba a recibir asistencia médica y se le impidió la entrada a un centro de salud por supuestamente no estar con el vestuario apropiado, quedando vulnerable el derecho a la salud que constitucionalmente le asiste, injusta situación por la que no pasan los chicos.
Para nadie es un secreto que cuando una joven es violada y hasta asesinada se pone en tela de juicio el vestuario que llevaba puesto –para decir que provocaba- o hasta se entrevistan a los vecinos que hablan a favor de un victimario tan bueno, como una forma de acusarla de ser la responsable de la injustificada y bochornosa acción, en lugar de tenerse bien claro que el único culpable de la violencia es quien la ejerce.
Vemos con frecuencia anuncios de empleos en los periódicos en que se solicita “buena presencia” para las aspirantes, no exigiéndose las mismas condiciones para los varones.
Los medios de comunicación también han dado a conocer casos en que las mujeres se les discriminan por no llevar el pelo alisado o por no ajustarse a los cánones de bellezas tradicionales, lo que evidentemente no ocurre con la población masculina para ascender a puestos de trabajo.
En la cotidianidad lamentablemente tenemos que citar el acoso callejero, que es otra forma de violencia que sufren las mujeres normalmente, lo cual no ocurre con la población masculina que transita por las calles libremente.
En la universidad las jóvenes se gradúan con mejores calificaciones que los compañeros, sin embargo estos obtienen con mayor rapidez puestos gerenciales.
Y aún ocupe igual posición gerencial que el hombre, suele discriminarse a las mujeres con un sueldo inferior. También sucede en el orden político en el que se incumplen las cuotas de la participación femenina, cuando lo ideal es que hubiese paridad.
Es una necesidad continuar aunando esfuerzos para seguir concienciando sobre la necesidad de rechazar todo tipo de discriminaciones contras las mujeres y las niñas.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur