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Educando con amor y límites promovemos convivir en paz
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Es en la primera infancia la etapa principal en la cual debemos brindar amor de calidad y establecer límites claros para construir cerebros sanos y así poder cosechar que socialmente puedan convivir en una paz duradera.
Así lo planteó en una conferencia virtual ofrecida por la Fundación Vida Sin Violencia, a través de la plataforma Zoom, el especialista en psicología cognitiva doctor César Castellanos y por considerarlo de interés dedicamos este espacio a destacar sus planteamientos.
Para el mencionado experto, desde el punto de vista de la prevención, lo que hace que un cerebro de un infante se desarrolle en forma sana es fundamentalmente el amor en familia y en convivencia.
Al exponer sobre la relación del cerebro y la paz nos explicó que es en el sistema límbico donde regulamos todas nuestras emociones, ya sea la rabia, la alegría, tristeza, placer, odio, amor, sin tener plena conciencia de cómo se organiza, sino que solo vemos el resultado.
En tanto que, es en el cerebro ejecutivo o neo corteza en donde están las funciones más importantes que nos permite ser capaces de vivir en paz y donde habitan los valores sociales como el respeto, solidaridad y dignidad, además de que tiene las funciones de flexibilidad cognitiva, planeación, conducta social e inhibición, entre otras.
Para el doctor Castellanos el cerebro que no crece en amor, aceptación, armonía y límites claros no se desarrolla de manera sana y esto es muy importante para poder identificar las causas y soluciones de las manifestaciones conductuales.
La presencia con calidad de los progenitores, capaces de dar amor y poner reglas en la primera infancia, es determinante para formar hijos/as promotores de una convivencia pacífica.
Explicó que, en la función de conducta social es que las personas aprenden a dar seguimiento a las normas, como pararse en el semáforo en rojo, aunque nadie lo vea, hacer una fila, aunque nadie lo exija, respetar el turno de otra persona, aunque nadie se lo imponga y ella está estrechamente relacionada a la convivencia pacífica con progenitores sanos.
Por esto, entiende el doctor César Castellanos que los países que han priorizado la educación en la primera infancia son aquellos que muestran más avances en todos los órdenes.
Para el especialista contamos con una sociedad sin papás en casi la mitad de los hogares y los que crecen con papás, casi el 50 por ciento no ejercen una paternidad sana, ya que no se trata de dar dinero o regalo, sino amor, presencia de calidad, comprensión, comunicación y límites.
En ese sentido precisó “Tenemos una crisis en ese área que luego cosechamos como problema social, como problema de no seguimientos de las normas, violencia callejera, no respeto al derecho ajeno”.
Además, hizo mención de lo importante que es la función inhibitoria al definirla como la capacidad de retardar la respuesta impulsiva, el freno de nuestros comportamiento en una discusión, lo cual se aprende en el hogar, en la familia, no en los libros ni cuan culto es una persona.
Considera que, la pandemia es una magnífica oportunidad para repensar en nuestras vías, tras asegurar que hay evidencia científica de que el abandono afectivo genera perturbación al crecimiento del cerebro.
Este abandono sucede cuando los padres no van a la reunión de la escuela, no están en el cumpleaños de sus hijos, no les dan el beso de los buenos días o buenas noches, no les acompañan en el desayuno o cena o para preguntarles cómo estás, cómo te fue, qué te está gustando o qué no de tu maestra.
En consecuencia, cuando los niños/as son abandonados afectivamente produce una disminución de sus neuronas que son necesarias para interpretar afectos, lo que hace más difícil instalar una conducta de paz.
En definitiva, existen evidencias científicas que determinan que la falta de amor en la crianza altera nuestro cerebro, por lo que hoy más que nunca es un buen día para reafirmar ese noble sentimiento en nuestros entornos que nos permita convivir en paz.
La autora es la Presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur