Exposición Inmersiva de Mafalda: «El Mundo Según Mafalda» llegará al Palacio de
El arte de juzgar a los demás
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
Hay muchas cosas en la vida que se convierten en arte por ser lo mejor que sabemos hacer o cuando se hace carrera con lo mismo.
Ser juez y parte es una forma simple de invalidar a cualquier persona que tiene voz y voto.
Existen muchas maneras de la mente hacer juegos, y uno de ellos es cuando imaginariamente se cree perfecta, cuando perfecto existe solo uno.
En ese desliz del cerebro, es cuando los ojos y oídos se ponen más agudos y se comienza a comparar.
Se vive de establecer y clasificar aquellas cosas que se entienden como buenas o malas bajo el criterio de cada cual, cuando existe la relatividad.
La relatividad habla de que aquello que para ti es bueno, tal vez para otro sea malo y viceversa.
Se dice que cada cabeza es un mundo, y nada es más cierto, cada cual tiene su forma de ver las cosas y de pensar.
Lo difícil es cuando alguien se la pasa midiendo con una vara a los demás.
Ese tipo de personas es muy raro que cojan la misma vara y se miden a sí mismos.
El ser humano tiene que caracterizarse por ser humilde de corazón, y reconocer en primer lugar que no es más que un pecador.
Cuando usted reconoce que peca no se sabe cuantas veces al día, usted se vuelve una persona más cálida, más amable, más condescendiente.
Hay personas que pregonan a los cuatro vientos yo nunca, o yo jamás, cuando lo correcto es decir hasta el momento, o gracias a Dios no he pasado por eso.
Aún nosotros viendo la paja en el ojo ajeno, es necesario dejar que cada cual cargue con sus propias acciones, y concentrarse en lo propio.
Una persona que está altamente ocupada en lo propio, difícilmente tenga tiempo de andar poniéndole falta al prójimo o descalificándolo.
Pienso y luego escribo: Si en vez de descalificar al prójimo lo amaramos más, jamás se hiciera arte de aquellas cosas que parecen hobbies.