El CAID, una obra del corazón
Iranna Flaviá Luciano
Pienso y Escribo
Todo el que tiene un hijo con condición de autismo son los únicos que saben la dimensión de lo que es un día a día.
Solo se observa desde fuera, se compara con un niño neurótipico, y hasta se puede opinar ligeramente sin conocer las interioridades, no, no es tan difícil.
Encontrar personas verdaderamente empáticas en el camino no es fácil, la resistencia acompaña a los seres humanos.
Aunque pueda parecer fácil la condición de autismo es compleja, ataca la parte más importante del ser humano que es la comunicación verbal, por no decir todas las conductas estereotipadas por las que se ve implicada la persona, y la parte de la socialización.
Para buscar soluciones es todo un abordaje que va desde especialistas a nivel neurológico, pediátrico, nutricional, endocrino, psiquiátrico, psicológico, entre otros.
Y qué decir de las terapias, si en la vida de un niño con condición de autismo es la esperanza, la luz en el túnel.
Para contar mi testimonio, mi hijo comenzó en el Caid a los 8 años, y fueron muchos los cambios que se visualizaron desde que vio su primera terapia que eran de diferentes tipos, del habla, del lenguaje, ocupacional, conductual, complementarias, entre otras.
Salió graduado con mi apellido es Caid a los 10 años de mostrar resistencia para no entrar a terapia, a caminar como todo un niño enfocado y disciplinado, y aún así el trayecto sigue siendo largo.
Es no verbal, aunque como padres que nos hemos dedicado a observarlo y a entenderlo, a saber y reconocer qué es lo que quiere, a veces y en el caso de cuando se enferma se torna difícil determinar exactamente que es lo que le pasa, hay que evaluarlo en general.
Mi hijo Fernando Gabriel Quiroz en la actualidad tiene 14 años, toma todo tipo de terapias que incluye los fines de semanas en habilidades artísticas, ama la pintura, y solo me pregunto qué será de esos padres que no han tenido oportunidad de llevar a su hijo a una terapia?
Si nosotros que hemos tenido la oportunidad de tenerlo en diferentes centros, y fundaciones, dentro y fuera del país, y lo estamos atendiendo desde el año de vida, que será de los demás cuando el camino es empinado.
Hay que ponerse en el zapato del otro para saber que es lo que verdaderamente ocurre, dedicarse a entender, y solidarizarse, la vida no es tan simple para algunos.
El Caid es una obra desde su fundación bajo la dirección de doña Cándida Montilla de Medina (Primera Dama de la República 2012-2016/2020) ha venido dando respuestas a familias que han derramado muchas lágrimas, y que no veían solución a sus problemas.
Por esto es que cada día se hace más que importante terminar las obras que están por concluirse, y decidirse de una vez por todas a construir más, el autismo solo va en ascenso, se hace más complejo, y es una situación multi factorial que arrastra a toda la familia impactando la sociedad completa.
No importa quien lo construyó, ni quien lo impulsó ni puso en marcha, lo importante es continuar la obra, todo debe continuar, porque así como el río si no fluye se estanca, y los problemas de este tipo como nación crecen.
Ayer mi esposo Fernando Quiroz hizo un llamado a la puesta en servicio del Caid Santo Domingo Este como coordinador de la mesa por el autismo, tomando en cuenta de que se encontraba en fase avanzada de construcción, y a la gran demanda de una población de esa zona que tiene niños con condición, y en algunos casos no tienen ni como transportarse.
Este centro estatal ofrece 17 terapias a niños con autismo, parálisis cerebral y Síndrome de Down, con personal altamente calificado, con atenciones empáticas e hijas de la solidaridad.
El CAID, además de su central en la avenida Luperón, tiene planteles en Santiago y San Juan de la Maguana.
Pienso y escribo: Las obras de amor no se piensan, las ejecuta el corazón.