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El enfoque humano en las organizaciones
Desde mi Perspectiva
Alliett Ortega
En estas fechas que nos llaman a la reflexión, en desde mi perspectiva lo dedicare a temas menos técnicos, y con un enfoque más humano, sin apartarme de la creación de conocimiento, es por esto que abordemos el tema del enfoque humano en las organizaciones, lo cual nos dará el preámbulo para los temas de todo el mes de diciembre, y es que cada día las empresas han comenzado a reconocer que la principal fuente de diferenciación y competitividad es su gente, su personal, y cada día más, las organizaciones orientan sus esfuerzos competitivos a fortalecer su activo humano.
Y es que todas las organizaciones, tanto públicas como privadas basan su «riqueza» (hablando en ámbitos cualitativos específicamente) en la excelencia de su personal, pero no solo a nivel profesional, sino también personal, y es que estos tienen un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de las organizaciones; ya que forman parte importante de su cadena de valor.
El enfoque humano en las organizaciones se puede describir, como todas las acciones realizadas por quienes dirigen la organización con énfasis en el desarrollo de los recursos humanos para el beneficio de la organización y de cada miembro de la organización. Como podemos apreciar, la definición anterior se orienta a la reciprocidad de los «beneficios» que se obtendrán tanto por la organización como por el empleado, y es ese Ganar-Ganar que marca la diferencia, y ya podemos ver hasta ranking de donde los empleados indican las mejores organizaciones para trabajar.
La «orientación a la gente» (o el denominado empowerment en otros términos) se incluyen múltiples aspectos colaterales que incluyen a todos los elementos de la organización, y es que la preocupación por la felicidad de la gente como un activo no supera, como mucho, los 10 años. Y es que para cambiar la realidad, sobre todo cuando no nos gusta lo que hemos construido, necesitamos modificar el pensamiento y el lenguaje, y esto es modificar la cultura organizacional lo cual conlleva tiempo.
Que la persona sea feliz y la organización sea feliz hoy día es un imperativo fundamental. “La felicidad es productiva” es una frase que se repite cada vez más en el mundo organizacional. Los millennials han empujado este proceso, nos han desafiado a los de la generación X (de 36 a 54 años), y a los baby boomers (mayores de 55) a comprender que la felicidad es gozar, y que el trabajo no debe ser una tortura, sino un medio para crecer disfrutando la vida.
Las organizaciones están llamadas a crear la conexión entre el individuo y la organización a la que pertenecen, y que conforma, mediante un dar y recibir permanentes. Y de doble vía: al dar, recibimos y, al recibir, damos. Cuando el colaborador se entrega a la organización, se está entregando a sí mismo. Y, cuando la organización se da al colaborador, se está dando a sí misma. Nadie le está haciendo un favor a nadie: la persona y la organización se necesitan, sea una organización de 10 personas o una de 10.000 personas. No es algo solamente cuantitativo, sino también cualitativo.
El conjunto no existe sin los elementos que lo conforman. Y los elementos son parte del conjunto. El mayor sufrimiento de los elementos está en no percibirse a sí mismos como parte de ese conjunto o como pertenecientes a él. Una de las carencias más grandes de la cual se quejan los gerentes o directores de las organizaciones es de la falta de “compromiso” o la falta de “pertenencia” de los empleados en su relación con la organización. Y, sin darse cuenta, están mostrando que a ellos les falta, exactamente, lo mismo. En efecto, ¿cómo pedirle compromiso y pertenencia a otro con quien yo, como gerente o director, no me siento comprometido ni siento que también le pertenezco a él?
Las organizaciones, igual que las personas, se enferman. Y, cuando una empresa se enfoca solamente en las variables medidas por un ranking cuantitativo, deja de ver los procesos humanos, y estos suelen ser menos evidentes. Sin embargo, tarde o temprano, si no se los aborda, generarán una enfermedad de ese organismo. Para que una organización se desarrolle de manera integral (cuerpo, emoción, pensamiento, espíritu y energía), necesita planes de acción en todas esas dimensiones. Requiere también que la organización, auto percibiéndose como organismo vivo, trabaje para cuidar y desarrollar cada célula, con una gestión del talento efectiva y potenciadora de la fidelidad. Y cada célula necesita trabajar para cuidar y desarrollar al organismo completo y no egoístamente su propio “desarrollo de carrera”.
Dar es recibir y recibir es dar. Las personas y la organización son un solo organismo. Un organismo que da y recibe de sí mismo y en intercambio con el medio, que también conforma y es conformado por ese organismo. Un organismo que ama y se ama. Un organismo que se co-construye entre sus integrantes. Un organismo que se hace feliz haciendo felices a los demás, porque los demás son uno mismo. Hasta una próxima entrega.