El estado más antinatural del ser humano
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
El estado natural del ser humano es el de la construcción, para eso fue diseñado.
El amor es parte fundamental de todo aquel que entiende su fin en este mundo, y la razón por lo cual existe.
Con razón la sagrada biblia en Marcos 12 del 28-34 nos llama a amar al prójimo como a nosotros mismos.
Amar al prójimo igual que como nos amamos implica más que sentimentalismos un estado de total igualdad del amor que nos profesamos a nosotros mismos.
Quien ama sólo piensa en el bienestar, prosperidad, y en el querer hacer feliz a quien tiene al lado.
El amor es algo incondicional, porque al corazón o al cerebro no se le manda un código para que ame, es algo que se desarrolla en el interior del ser humano, hasta que sale a la luz, y es entonces cuando ves en realidad todo su esplendor.
El amor es mágico, maravilloso, es una fuerza creadora, que lleva paz y tranquilidad a todo aquel que lo siente.
Lo inverso a todo lo anterior es la destrucción, el estado más antinatural para lo cual no fue creado el ser humano.
En esto crece y se multiplica el odio, donde todo es tinieblas, oscuridad, envidias, y hostilidad.
No da hermosos frutos como el amor, sino que desarrolla espinas, que no hacen más que sorprender en su buena fe a los demás.
La bondad siempre superará a los malos sentimientos, es por esto que en el mundo pasan miles y miles de años, evolucionamos y aún permanecemos.
No es justificable en ningún sentido la maldad, ni por lo cultural, ni por lo religioso, ni por los intereses, ni por lo político.
Pienso y luego escribo: No hay peor ciego que aquel que no puede ver la casa de su propia ignorancia.