El inquietante repunte del coronavirus en Singapur, el país que era ejemplo mundial contra la pandemia
El pequeño y rico país de Asia tenía una estrategia para contrarrestar el avance del covid-19 que era reconocida como ejemplo mundial. Pero hubo varios errores que cambiaron las cosas y de los cuales el mundo puede aprender
Singapur había estado dando una clase magistral al mundo sobre cómo manejar el brote de covid-19.
Antes de que la enfermedad tuviera un nombre, el país ya tenía estrictas restricciones de viaje y una operación eficiente de rastreo de contactos, lo cual mantenía a raya la propagación del virus.
Pero en los últimos días, el número de casos confirmados se ha disparado. El jueves, el día más alto de nuevas infecciones hasta la fecha, sumaron 287 pacientes, en comparación con 142 el día anterior.
La mayoría de los contagios vienen de alojamientos para trabajadores migrantes densamente poblados.
Así que después de evitarlo durante meses, Singapur está ahora bajo una cuarentena parcial, con escuelas y negocios no esenciales cerrados, y un llamado para que las personas se queden en casa.
Los expertos dicen que una de las naciones más ricas del mundo, que parecía estar haciendo todo bien, tiene importantes lecciones para los países más pobres.
Y todavía hay tiempo para ponerlas en práctica.
¿Qué iba bien en Singapur?
Singapur tuvo su primer caso del nuevo coronavirus muy pronto. Fue un turista chino que llegó de Wuhan el 23 de enero, el mismo día que el epicentro del virus fue puesto en cuarentena total.
Cuando la enfermedad causada por el virus obtuvo su nombre oficial, covid-19, ya se estaba extendiendo entre la población de Singapur. Pero una respuesta bien ensayada estaba en marcha.
Además de los controles de salud en los aeropuertos, el gobierno realizó pruebas exhaustivas de cada caso sospechoso; rastreó a cualquiera que hubiera entrado en contacto con un caso confirmado; y confinaron esos contactos en sus hogares.
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, lo llamó «un buen ejemplo de un enfoque de todo el gobierno».
Durante semanas, Singapur logró mantener sus números bajos y rastreables, con solo grupos pequeños y fácilmente contenidos, sin ninguna restricción real a la vida diaria.
Pero el profesor Dale Fisher, presidente de la Red Mundial de Alerta y Respuesta a Brotes de la OMS y profesor de la Universidad Nacional de Singapur, le dijo a la BBC que cada vez que escuchaba a personas decir que Singapur estaba bien, respondía: «Hasta ahora».
«Esta es una enfermedad realmente difícil de contener», dice.
¿Cuándo empezaron a empeorar las cosas?
El sistema funcionó hasta mediados de marzo, dice el profesor Yik-Ying Teo, decano de la Escuela de Salud Pública Saw Swee Hock en Singapur.
Fue entonces cuando, a medida que la gravedad de la situación se hizo evidente en todo el mundo, los países comenzaron a instar a sus ciudadanos a volver al país.
Miles regresaron a Singapur desde lugares en donde sus gobiernos no habían sido tan proactivos, entre ellos más de 500 personas que involuntariamente trajeron el virus con ellos.
Para entonces, era obligatorio que los retornados se quedaran en casa durante dos semanas.
Pero a otras personas en el país se les dijo que podían continuar con sus vidas, siempre y cuando nadie mostrara ningún síntoma.
Si bien los casos nuevos iban en aumento, a mediados de marzo ya se contaban por decenas al día. La mayoría fueron importados o vinculados a casos importados, pero por primera vez, no todos los casos nacionales se podían rastrear fácilmente.
El profesor Teo dice que es fácil decir en retrospectiva que fue un error no limitar las interacciones de los retornados. Pero la realidad, señala, es que «en este momento sabemos mucho más sobre la enfermedad en comparación con marzo».
“Ahora sabemos que la propagación asintomática es totalmente posible: sucede y podría ser el principal impulsor de la transmisión de covid-19”, dice el profesor Teo.
Precisamente porque Singapur ha mantenido registros tan detallados de todos los casos, ha podido aprender de la propagación interna.
«Las medidas han evolucionado con la comprensión de dónde provienen los casos», dice el profesor Teo.
Eso significa que los países deben ser cautelosos de depender demasiado de la información que tenemos ahora, explica.
Por ejemplo, creer que las personas que se han recuperado son inmunes a futuras infecciones, cuando aún no está seguro de que sea así.
¿Qué nos dice Singapur sobre dónde se propaga el virus?
El problema de la importación ahora está siendo abordado por todos los recién llegados que son enviados directamente a la cuarentena.
Con un pequeño número de personas ingresando ahora, el número de casos importados se ha reducido a números de una cifra en los últimos días.
Y el martes por la noche, Singapur aprobó una nueva ley que, aunque no está usando el término, es efectivamente una cuarentena nacional parcial.
Todos tienen prohibido salir de sus hogares, excepto por actividades y ejercicios esenciales, y hay multas de hasta US$7.000 o seis meses en prisión.
El profesor Teo dice que esto será efectivo y enfatiza que, si bien aún puede haber un aumento en el número a corto plazo, «es un reflejo de lo que sucedió en los últimos siete días; no significa que las medidas tomadas no estén funcionando».
Pero el alarmante aumento exponencial en la última semana ha sido en torno a la población de trabajadores migrantes de Singapur: los cientos de miles de hombres de los países más pobres empleados en la construcción, el transporte y el mantenimiento.
Singapur depende por completo de estos trabajadores para mantener su economía en funcionamiento, pero son trabajos en los que el distanciamiento social es casi imposible.
Además de eso, la ley exige que los trabajadores vivan en dormitorios, unas instalaciones privadas que albergan hasta 12 hombres por habitación, con baño, cocina y servicios compartidos.
Parece casi inevitable que estos dormitorios se conviertan en focos de contagios, y de hecho lo hicieron: se han confirmado cerca de 500 casos en varios grupos de dormitorios. Uno solo tiene el 15% de todos los casos a nivel nacional.
El ministro de Desarrollo Nacional, Lawrence Wong, dijo el jueves que si se hubiera sabido antes lo rápido que podría propagarse el virus, «hubiera hecho las cosas de manera diferente». Pero que muchos obreros continuaron en sus trabajos a pesar de tener síntomas.
El temor es que en la próxima semana estos números exploten.
El profesor Teo dice que lo que sucedió en los dormitorios «es una indicación de lo que sucederá en otros países, particularmente en los países de ingresos medios bajos y con menos recursos».
“Todo lo que tienen que hacer es mirar en muchos países del sur de Asia, el sureste de Asia y partes de África; hay muchas comunidades donde las condiciones de vida son muy similares a las de los dormitorios”, señala.
Por eso, urge a todos los gobiernos a que miren a sus países con «una lente franca y transparente» en términos de lo que pueden hacer para «minimizar el riesgo de un brote incontrolable donde las personas viven muy juntas».
El profesor Li Yang Hsu, también del SSH, dice que hay una lección sobre la igualdad social.
«El virus ha sido muy eficiente al resaltarnos las debilidades de nuestras sociedades, ese es ciertamente el caso de las comunidades de trabajadores migrantes», explica.
Los dormitorios están por encima de todos los requisitos internacionales de espacio por residente, dice el profesor Hsu, pero una situación como esta «solo muestra que [los requisitos] son inadecuados».
“Quizás un país de altos ingresos como Singapur puede hacerlo mejor para proteger la salud y mejorar el bienestar de las personas que son tan cruciales para nuestra sociedad”, dice.
Más de 24.000 trabajadores ahora están confinados en sus dormitorios, con pago completo y con las comidas garantizadas.
El gobierno dice que también está haciendo pruebas «agresivamente» y ha comenzado a trasladar a algunos residentes sin el virus a viviendas vacías o campamentos del ejército para tratar de reducir la densidad.
Al comparar los dormitorios con los cruceros que han generado focos de infección tan grandes en todo el mundo, el grupo de defensa Transient Workers Count Too también ha llamado a esto “una estrategia arriesgada”, pues dice que la “tasa de infección en dormitorios podría aumentar dramáticamente” y ha pedido medidas urgentes para proporcionar un mejor alojamiento.
La ministra de Recursos Humanos, Josephine Teo, se ha comprometido a elevar los estándares en los dormitorios en general, pues considera que es «lo correcto a hacer».
¿Singapur es muestra de que el virus no puede ser contenido?
A pesar de los señalamientos de que fue demasiada lenta la llegada de la cuarentena parcial, el profesor Fisher dice que Singapur realmente actuó mucho antes que otros países, mientras que los números de casos solo superaron los 100 por día.
Pero para que un confinamiento sea efectivo, dice, deben suceder tres cosas.
En primer lugar, que se detenga la transmisión, lo que sucederá si todos se quedan en casa.
Luego, el sistema de salud necesita el tiempo y el espacio para recuperarse: para liberar las camas y para que el personal médico pueda tomarse un tiempo libre.
“En tercer lugar, poner todos los sistemas en su lugar: todas las instalaciones de aislamiento, la capacidad de cuarentena, las leyes, el rastreo de contactos. Si solo haces el uno y el dos y luego vuelves a liberar [la cuarentena], la historia se repetirá”, advierte.
Singapur es afortunado a este respecto, a diferencia de Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo, en ningún momento ha visto abrumado su sistema de salud.
También tiene un partido político completamente dominante y medios de comunicación complacientes, pero el profesor Dale dice que incluso con «mensajes claros a una comunidad que confía en el gobierno» le preocupa que «el ciudadano promedio todavía no comprende la importancia de su rol individual».
«Probablemente dicen ‘sí, Singapur debería hacer esto, pero voy a salir a visitar a mi madre'».
En de los primeros dos días de la nueva ley, se emitieron más de 10.000 advertencias por infracciones a la cuarentena, como sentarse a comer en lugar de llevar la comida a casa, o socializar en espacios públicos.
Todos los países están buscando signos de esperanza, pero la lección de Singapur es que no hay lugar para la complacencia, y que todos los países deben estar preparados para enfrentar una segunda, y posiblemente una tercera o cuarta ola de infección.
El profesor Teo dice que si los casos de coronavirus reportados en el mundo son un reflejo justo de su propagación real, «muchos países todavía tienen una oportunidad de realmente tratar de prepararse», al cercar sus comunidades vulnerables o superpobladas y «tratar de minimizar a los que tienen la enfermedad e interactúan con las comunidades».
«Solo puedo decir que el mundo tiene que mirar a Singapur con mucha claridad, particularmente en el tema de los dormitorios, y comenzar a explorar lo que está sucediendo», señala.
“Necesitamos comenzar a preparar al mundo, incluso en Europa y América hay comunidades donde las personas viven muy juntas. ¿Qué sucederá cuando entre allí el covid-19?”.
¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
Fuente: El Comercio