La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
El Poder de las Palabras
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Para construir relaciones armoniosas y pacíficas considero determinante el poder de las palabras como herramienta poderosa, capaces de unirnos o separarnos en las relaciones.
Más aún, estamos convencidas de que el poder de las palabras es tan inmenso que son capaces de alegrar, aceptar, estimular, bendecir, construir, edificar o por el contrario, herir, amargar, rechazar, destruir o derribar a la otra persona.
Es por ello que considero muy importante abordar sobre su importancia y la necesaria reflexión que debemos hacer sobre las empleadas en la comunicación con nuestros seres queridos o relacionados. Preguntémonos ¿Usamos expresiones que unen o que distancian?
Si la respuesta es que unen, consideramos que debemos seguir siendo ejemplo en ese sentido y estimular en nuestro entornos a utilizar palabras positivas y estimulantes, que mantengan un ambiente de entendimiento y paz.
Opinamos que sí por el contrario la respuesta es que desunen, necesariamente debemos hacer conciencia de que ante una adversidad lo más probable es que no utilizamos el autocontrol antes de emitir un juicio de valor, que puede afectar emocionalmente a quien nos dirigimos, por lo que necesitamos desaprender esta conducta y practicar la paciencia, empatía y tolerancia, así como dirigirnos con el debido respeto.
En talleres realizados por la Fundación Vida Sin Violencia hemos tenido muchos testimonios de estudiantes que dicen sentirse menospreciados y desvalorados hasta por sus propias madres o padres, al manifestarles con frecuencia expresiones dañinas como «Tú no sirves para nada» y «Eres bruto».
Consideramos que las palabras antes expuestas al ser escuchadas con frecuencia constituyen una violencia psicológica, que puede marcar de por vida la conducta de quien la recibe, al menos que con mucha inteligencia emocional y voluntad pueda decidir ser resiliente y seguir adelante a pesar de desavenencias y obstáculos que enfrente para desarrollarse adecuadamente.
Sabemos que etiquetar constantemente a nuestros hijos, hijas o adolecentes con términos como el gordo, la bajita, la tímida, el rebelde, por sólo mencionar algunos calificativos excluyentes, contribuye a lesionar el autoestima y hacerlo más vulnerables a ser víctima de bullying o acoso escolar.
Entendemos que también se requiere de que antes de que responder con rapidez escuchemos con detenimiento y atención lo que se nos hice. Una escucha errada trae consigo ideas o creencias equivocadas, que destruyen la comunicación afectiva que debe de reinar en un ambiente de convivencia pacífica .
En definitiva, entendemos que las palabras son un poder de doble filo, por lo que sí queremos disfrutar de una cultura de paz como todas y todos merecemos, tenemos que fomentar utilizar las alegres, positivas, de estímulo, acercamiento y las optimistas que contribuyan a nutrir nuestras relaciones en el marco de valores morales.
La autora es Presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.