El verdadadero valor de un consultor
ViBa La Comunicación
Vilma Batista
Uno de los servicios profesionales más demandados actualmente es el de consultoría, ya sea contratado a una firma o a un experto en particular con vasta experiencia y conocimiento en un área específica.
El verdadadero valor de un consultor radica en contar con el acompañamiento de un profesionista con un conocimiento consolidado, cuyo expertise aporta a la toma de decisiones, haciendo más eficaz, eficiente y rentables los procesos.
El perfil del consultor se inclina a una persona de alto nivel profesional y cultura general, que se reporta directamente al alto mando de la entidad con la que colabora y se distingue por la proactividad al presentar ideas creativas e innovadoras, apasionado planificador con conocimientos en logística así como en racionalización y métodos.
Suele ser un punto neurálgico para el asesorado entender que el consultor es un apoyo valioso a partir de su capacidad para preveer y proponer escenarios, favorables o no, junto a posibles soluciones.
El análisis estratégico, planteamiento y plan de acción con ideas claras y actividades claves para aportar al alcance de objetivos definidos y medibles, es el epicentro del aporte que justifica la contratación de un profesional de la comunicación, política, economía, salud, educación, deporte, arte, entre otras tantas disciplinas, para convertirlo en aliado permanente o por proyecto puntual.
El consultor es un guía que propone oportunamente, más no ejecuta, por lo que debe guardar un equilibrio entre su compromiso y la realidad de que el resultado final estará supeditado a la determinación del asesorado, que no siempre se acogerá a su recomendación, lo que puede tener incidencia negativa y crear un ánimo de resistencia en el corto plazo.
En el caso de la Comunicación Corporativa y Relaciones Públicas es frecuente tener que justificar sistemáticamente la necesidad de confiar a la planificación orientada a resultados, ya que la tentación para apostar a la improvisación, cambios injustificados y comportamiento errático dificultan llevar el barco a puerto seguro.
Consultar implica una gestión ágil y útil que contribuya con lo programado, sin asegurar garantias más allá de que el decisor entienda plenamente que la resolución final queda en sus manos al escoger, de entre lo propuesto, el camino que ha de trillar ya sea beneficio o riesgo.
La frase «mis honorarios valen por lo que sé y no por lo que hago», es un colofón a este honorable ejercicio, que solo los verdaderos visionarios aprecian en su justa dimensión.