En memoria a mi madre
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
El pasado jueves 12 tuve la oportunidad de despedir a uno de los tesoros mayores de mi vida, mi madre Nerva Patria Gómez Méndez de Fondeur, mi primera promotora de paz.
En instantes que puedo llamar “mágicos” y que fueron compartidos con mis hijas Laura y Pamela, antes de fallecer nos abrió sus hermosos ojos verdes, con un brillo especial en sus pupilas y una conexión de corazón me hizo expresarle “mamita estás en paz, todo en paz”.
Y con esa fe y fortaleza que le caracterizaba, aunque su presión disminuía paso a paso, ella esperó a mi padre y hermanos antes de despedirse, para sentir todo su amor y emprender la partida a un mejor mundo.
Hoy dedico este espacio de promoción de paz a compartir las palabras con las cuales despedí a mi madre, que desde lo más profundo de mi corazón escribí y di lectura en el cementerio el pasado viernes.
Todo en el tiempo de Dios y en esté día de San Valentín, en que celebramos el amor, resulta una diosidencia que podamos despedir del plano terrenal a nuestra mamititica adorada, una mujer que fue y seguirá siendo un ejemplo de amor.
Se considera que en la vida no cuentan los pasos que has dado, sino las huellas que has dejado y ella, con paciencia y mucha sabiduría junto a papi sembró en nosotros un amor que va más allá de lo explicable.
Un amor incondicional, a lo largo de sus 60 años de unión matrimonial, de lo cual nos queda la satisfacción de sentir sus cosechas, tanto en nosotros como hijas e hijo, así como con sus nietas y nietos.
Ella fue y seguirá siendo símbolo de puro amor, de una madre dedicada, de la que nos sentimos bendecidos, agradecidos y privilegiados de haber podido disfrutarla durante sus 83 añitos.
Una madre actualizada en el orden político, social y cultural, que nos mantenía informada de todo el acontecer nacional e internacional y de la que siempre recibimos palabras de estímulos para desarrollarnos en las diferentes áreas de nuestras vidas.
Mamita, con su inmenso corazón y con su humildad de espíritu, disfrutaba con alegría y gratitud cada celebración familiar, cada llamada telefónica pidiéndole día a día su bendición, cada visita que le hiciéramos, así como recibirnos con su tradicional saludo o despedida haciéndonos la señal de la cruz en la frente, al tiempo de encomendarnos al Padre, hijo y al Espíritu Santo.
El sentimiento familiar es que ella fue una extraordinaria madre, una extraordinaria esposa, excelente hermana, cuñada, tía, abuelita, vecina y ciudadana.
Su recuerdo y ejemplo de valores morales, firmeza, fortaleza, objetividad y positivismo siempre permanecerá en nuestros corazones.
Mamita sabemos que el cielo se ilumina con tu llegada, con tu luz natural, porque como expresa Mini fuiste un sol en nuestras vidas y estamos conscientes de que al reencontrarte con abuelita Amantina, abuelito Nene y tus hermanos, tío Rodry, tío Sócrates y tía Lourdes, junto a otros familiares, te proporcionarán inmensa felicidad.
Nos consuela pensar que estás en un mejor mundo, en el que no te angustiarás por los hechos noticiosos colmados de violencia y donde disfrutarás de todo el bienestar que mereces.
Mamita debes recordar siempre, que somos un equipo de amor y unidad y seguiremos cuidando a papito con el esmero con que siempre lo hiciste.
Nuestras actuaciones continuarán enmarcadas en el ejemplo de las enseñanzas que nos brindaste, sabiendo que contaremos con tu bendición cada día.
Que tu alma descanse en paz mamita hermosa.
De mi parte continuaré con amor cumpliendo mi compromiso de ser promotora de paz, más aún después de recibir de mi hermanita Mayra el siguiente mensaje “Continúa con lo que te apasiona porque ahora te miran desde el cielo”.
Estoy segura que mi madre seguirá siendo la estrella más brillante que iluminará nuestros caminos.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur