Importancia de la educación emocional
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Las competencias emocionales han de iniciar en la primera escuela que es la familia, pero en pleno siglo XXI la educación emocional ha de estar presente también en el currículo escolar.
Si partimos de que la piedra angular de la prevención de la violencia es la educación, tenemos que colegir que para poder convivir en paz hemos de conceder la importancia a saber identificar y regular las emociones.
Planteo el tema en este espacio de promoción de paz, luego de escuchar una entrevista a Rafael Bisquerra, investigador catedrático español que se dedica a la educación emocional desde principios de los años 90, quien considera que las emociones son importantes porque en ellas hay lo mejor y lo peor de nuestras vidas.
Entiende que, por un lado en las emociones está el miedo, la ansiedad, angustia, el estrés, la rabia, la ira, pero también están las alegrías, el amor, la solidaridad, el equilibrio, la paz interior.
De lo que se trata es de proporcionar al currículo académico contenidos relacionados al desarrollo personal que generarían relaciones más sanas y bienestar personal y social.
Iniciado el nuevo año escolar y conscientes de la incidencia en la salud mental que ha dejado la pandemia del Covid-19, entendemos que además de desarrollar habilidades para aprender otro idioma, como han expuesto las autoridades, deberían desarrollar en los estudiantes las capacidades necesarias para que pudiesen comprender y manejar sus propias emociones, regulando sus pensamientos y acciones, así como también comprendiendo las emociones de los demás.
Daniel Goleman, otro prestigioso investigador, ha propuesto un modelo basado en autoconciencia, autogestión, conciencia social, habilidades para relacionarse y toma responsable de decisiones.
La educación emocional contribuiría a regular una emoción como la ira, cuando se responde de manera muy agresiva en casos de violencia.
¿Qué otros beneficios aportaría la educación emocional?
- Acercarte, dedicarle tiempo de calidad y tener escucha activa ante un compañero (a) que esté pasando un mal momento.
- Expresar cualidades positivas de sus pares.
- Animarles y estimularles cuando entiendan que algo no le sale como esperaban.
- Mirarles a los ojos cuando estén conversando y no distrayéndose con un celular.
- Ser empáticos para ponernos en el lugar de los demás cuando estén atravesando por una situación que le provoca tristeza.
- Renunciar a una actividad divertida para brindar compañía oportuna a quien la necesite.
Las investigaciones han comprobado que una educación emocional contribuye a disminuir el estrés, la ansiedad y comportamientos violentos, desarrollando climas favorables a la sana convivencia.
En definitiva, en la medida en que se educa para ser más felices y generar bienestar, el estudiantado, los docentes y sus familias gozaran de mejor calidad de vida.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur