La amabilidad es esencial para la convivencia pacífica
Yanira Fondeur
Promoviendo la paz
La pasada semana, un twitter de la escritora Elsa Punset expresaba que “la ciencia muestra como la amabilidad y compasión reducen la depresión, ansiedad, rejuvenecen y nos permiten convivir en paz”.
La experta en inteligencia emocional daba a conocer una interesante entrevista al doctor en química orgánica David Hamilton, quien realizó una investigación de la amabilidad como terapia, asegurando que si la pusiésemos en práctica sistemáticamente “cambiaríamos el mundo a mejor en forma deprisa”.
Amables lectores, aunque ya he tratado en otro artículo el tema de la amabilidad, considero que dado el valor del estudio mencionado debemos reflexionar sobre los beneficios que representa mantener un comportamiento afable con los demás.
La realidad es que vivimos y constatamos a través de las redes sociales informaciones cargadas de violencia que van desde el simple hecho de no compartir igual criterio con otros respecto a un tema, por el cual les insultan o denigran, sin estos recordar que esas acciones les marcan negativamente su huella digital.
Siempre hemos sido de opinión que, si actuamos coherentemente con respeto y amabilidad con los demás cultivaremos empatía y mejores relaciones familiares y sociales, inspirando un buen ejemplo de vida.
¿Sabías que la real belleza de las personas no está en su físico, sino en su esencia? Está en esa bondad y amabilidad con que somos capaces de tocar corazones, de tratar con cariño, brindar paz e inspirar alegría para seguir compartiendo.
Amabilidad viene del origen latín “amabilitas” que significa cualidad de poder inspirar o merecer amor, lo cual nos ayuda a vincularnos a los demás de una forma sana y servicial.
Trasmitir amabilidad implica cortesía, respeto, afecto, ser agradable y tratar con igualdad a todos/as de una manera natural y espontánea. Y es que, ser amables favorece la empatía, compresión, lealtad, unión de las relaciones y la convivencia pacífica.
Es por ello que, las personas amables inspiran a que se les quiera, se ganan el cariño y el reconocimiento de los demás, por la manera genuina de prestarle su atención, de ser cordiales y de cosechar relaciones especiales que fluyen positivamente.
Estudios realizados han demostrado que cuando tratas amablemente a una persona aumentan los niveles de serotonina, de felicidad por la satisfacción que sientes, contribuyendo así a liberar el estrés que puedan generarte otras situaciones de tu vida.
Actuar con amabilidad es relacionarte con cariño incondicional, ese que no espera nada a cambio y que nos permite dejar un mundo mejor a nuestros descendientes.
Además los estudios han demostrado que ser amable es contagioso, en razón de que esa conexión positiva se multiplica hasta en cinco personas más.
Que hoy y siempre sembremos semillas de amabilidad en todo nuestro accionar, con miras a cosechar relaciones y convivencias pacíficas que alegren nuestros corazones y nos llenen de satisfacciones.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur