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La amabilidad inspira paz
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
“Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me puso la vida: Que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas”.
Así se expresó Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, al despedirse recientemente de sus colegas senadores que ostentaba por el Frente Amplio, agregando que “El odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye”.
Estas palabras expresadas con tanta sabiduría nos motivan a reflexionar en estos tiempos difíciles, acosados por la pandemia del coronavirus, en el cual el estrés, los duelos, preocupaciones y ansiedades generan más conflictos en las familias y las parejas, lo cual requiere de nosotros mantener un espíritu de amabilidad, comprensión y aceptación de los demás para así alcanzar las soluciones armoniosas en un ambiente de paz.
Ser amable implica accionar con cortesía, ser afectuoso (a), agradable y servicial, gentil, halagar sanamente, todo lo cual nos ayuda a interactuar mejor socialmente, generándonos bienestar emocional y físico.
La amabilidad no tiene costo alguno, solo estar decidido a serlo, lo que nos deriva un valor incalculable que nos permite relacionarnos asertivamente e inspirar en nuestros entornos respeto, confianza y armonía, representando beneficios para quien la brinda y para quien la recibe.
La crisis sanitaria que nos afecta como nación es un tiempo ideal y oportuno para que reflexionemos respecto a las acciones sencillas que podemos practicar desde nuestros hogares, lugares de trabajo y socialmente, como son ofrecer un saludo cortés, expresar las gracias y evitar gritar o denigrar a otra persona, aunque no compartamos criterios comunes.
Como dice un refrán popular “Cada cabeza es un mundo” y es por ello que, debemos entender que es normal las diferencias de pensamientos, lo cual no es motivo para irritarnos por lo que otro exprese, nosotros escuchemos o demos lectura.
Consideremos antes el derecho a disentir de los demás y luego deduzcamos que la diversidad de criterios y opiniones nos permiten evaluar las mejores opciones o soluciones.
Sabemos que, nuestras actitudes dependen en gran medida de lo que tenemos interiorizado en creencias por las propias vivencias y es por ello que, también se dice popularmente que “todo depende del cristal con lo que miremos”.
En este sentido, los especialistas en la conducta siempre resaltan que lo importante no es la adversidad que se te presente, sino la manera en que asumes o enfrentas ese reto es lo que determinará nuestra paz interior, que se refleja en las relaciones con nuestros familiares, amistades y terceros.
Para preservar las relaciones de paz hemos de actuar con sabiduría, haciendo valer nuestros criterios con razonamientos y en un tono de voz amable que permita mantener el respeto hacia los demás.
Alterarnos, pronunciar palabras obscenas, denigrar a quienes no comparten nuestros criterios, no nos suma como persona, al contrario, deja al descubierto carencias en valores de tolerancia, empatía y solidaridad.
Ser amable es un valor que debemos enseñar con el ejemplo desde muy temprana edad.
Asimismo, las relaciones con nuestra red de apoyo hemos de cuidarlas, cultivando y abonando esos cariños que las fortalecen y nos proporcionan felicidad.
Amables lectores les invito a ser embajadores de la amabilidad, de utilizar palabras de elogios y cortesía indiscriminadamente, ya que el tiempo debe ser de unión, no de separación.
Que tu sonrisa, mirada, tono de voz pausado y cortés iluminen cada espacio de tu accionar y sirva de inspiración y multiplicación en los demás procurando incentivar amor y convivencia pacífica.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur