La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
La asunción de la Virgen: Un signo de esperanza
Por Leonor Asilis
La asunción de la Virgen María, celebrada cada 15 de agosto, es uno de los dogmas más bellos en honor a la predilecta del Padre.
El papa Pío XII lo definió como dogma el 1 de noviembre de 1950.
Este dogma lo que proclama es que la Madre de Dios fue llevada en cuerpo y alma a los cielos. Esto se explica porque el alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, y tuvo el privilegio de ser asunta integralmente al cielo, hecho que no solo resalta su singularidad dentro del plan divino, sino que nos ofrece a todos una llamada a la esperanza y a la santidad.
Al contemplar la asunción, nos inspiramos a reflexionar sobre nuestra existencia temporal en este mundo y la alegría grande de saber que la gloria celestial nos espera a los que creemos, seguimos y esperamos en Jesús Salvador del mundo.
Hablando de María, Madre de Jesús y de nosotros, destacar que desde el mismo momento de su concepción, Ella fue elegida para ser la madre del Salvador, cuya vida fue un ejemplo de entrega y amor total a Dios y a los demás.
Y es que, a lo largo de su existencia terrenal, María vivió en la sencillez en medio de las alegrías y desafíos de la vida cotidiana. Su «sí» al arcángel Gabriel no sólo transformó su vida, sino que nos abrió las puertas de la salvación a todos.
Al contemplar la Asunción, me imagino la felicidad de Dios Padre quien la honró en su disposición plena de servirle y agradarle, aún sin entender nada y sabiendo los grandes desafíos que enfrentaba.
Cabe destacar que, para el pueblo dominicano, es su protectora especial bajo la advocación de la Altagracia, que, de forma misteriosa, está ligada a nuestra patria. Justo un dia despues, 16 de agosto, celebramos la Fiesta de la Restauración, fecha oportuna para pedir su intercesión de forma especial a nuestro Señor por el don maravilloso de nuestra Patria para que nos infunda un gran amor por nuestra Patria y que nos libre de todo mal, sobretodo el de apartarnos de su gracia y siempre proclamemos: » Dios, Patria y Libertad».