La Comunicación efectiva como herramienta de vida
Desde mi Perspectiva
Alliett Ortega
Esta semana desde mi perspectiva quiero que hablemos sobre la comunicación efectiva, y como nos puede apoyar a estar en equilibrio con nosotros mismos, y es que la comunicación efectiva es la que se basa en la empatía, la que nos permite comunicar cómo nos sentimos, lo que queremos, la que permite expresarnos en libertad. Pero también la que nos hace escuchar de forma activa. Entender lo que los demás quieren y necesitan expresar, lo cual es fundamental para la comunicación efectiva, y para nuestro bienestar personal.
Entender al otro. Esa es la clave para que la sociedad avance. Y, al mismo tiempo, es una de las mayores carencias de la sociedad. En conjunto, y de forma individual. Y es que la necesidad de que todos aprendamos a tener una comunicación efectiva nos permitirá un mejor equilibrio personal, por ejemplo, la comunicación efectiva en el trabajo nos haría más productivos y eficaces.
Quiero darte unos ejemplos de algunos problemas para una comunicación efectiva:
1- Escuchamos para responder, pero no para comprender el punto de vista del otro. Una comunicación efectiva debe basarse en una escucha activa.
2- No tenemos empatía. Nos falta asertividad. Ponernos en el lugar del otro. De lo que realmente quiere expresar y cómo lo expresa. Esto limita mucho la comunicación efectiva entre las personas.
3- Nuestras creencias limitantes. Cuando hablas con una persona, ella te transmite una visión del mundo. Una visión creada desde sus experiencias, sus ideales y valores.
Y es que lo que cada uno ha forjado a lo largo de su vida, esas creencias nos pueden hacer rechazar o aceptar la opinión o la propuesta de los demás, en general, somos bastante inflexibles porque no tratamos de entender la realidad del otro.
Es por esto que platón citaba muy sabiamente “Se amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su propia ardua batalla”.
Mucho de esto no lo podemos expresar porque tenemos una coraza emocional, y es que vivimos en una sociedad tan competitiva que, a veces, nos falta inteligencia emocional para abrir nuestras emociones y plasmarlas mediante la comunicación, y está demostrado que expresar como nos sentimos es saludable. De hecho, es necesario para nuestra salud emocional. Sin embargo, expresar emociones parece ser un signo de debilidad, ante muchas situaciones, expresar nuestras necesidades o inquietudes se considera una muestra de fragilidad. Entonces callamos y pasan dos cosas: Lo primero: no transmitimos nuestros deseos o inquietudes. Lo segundo: lo que callamos se enquista. Y nos daña. A nosotros y a quienes nos rodean.
Desde mi perspectiva te voy a dar cinco consejos para que asumas y asimiles qué es la comunicación efectiva. Para que los practiques. No es un listado que deba caer en saco roto. Debes interiorizar estos cinco consejos para que tu comunicación sea efectiva.
- Ten en cuenta el lenguaje no verbal. La expresión con las manos o el rostro es fundamental. Y dice mucho más de los que piensas.
- Fluidez en la comunicación. Apelar a nuestro interlocutor, hacerle partícipe. Preguntar y mostrar interés por lo que el otro tiene que decir. Es necesario mostrar empatía con la persona que habla. Es clave para la comunicación efectiva.
- Una escucha activa implica que no debes interrumpir a tu interlocutor, ni cambiar de tema de forma repentina. Debes identificar el momento apropiado para intervenir.
- Una comunicación efectiva implica no tratar de controlar la conversación. Que no se convierta en un monologo. Entre dos o más personas es un diálogo o una conversación. Una comunicación saludable necesita diversidad de opiniones, una retroalimentación mutua.
- Recuerda el carácter emocional de la comunicación. En primer lugar, cuando hablas con alguien no debes juzgar u opinar sobre tu interlocutor, sino sobre las ideas que transmite. Es importante la honestidad y la empatía.
El lenguaje puede ser muy hiriente. Así que debes expresar tus emociones y comunicar tus opiniones con respeto, y por supuesto, respetar y tratar de comprender la de las demás ideas, teniendo en cuenta que las creencias y valores de los demás son diferentes a los tuyos. Pero no son ni mejores ni peores. Ni más ni menos válidos que los tuyos. Simplemente, son diferentes. Hasta una próxima entrega.