La empatía, valor para la convivencia pacífica
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Recientemente fui invitada al 50 aniversario de la Escuela Nacional para Sordos y manifiesto lo maravillada que quedé de la hermosa e integral labor que realizan con niños, niñas y adolescentes con discapacidad auditiva, pero sobretodo impactada al comprobar las caritas de felicidad con que ellos reciben sus enseñanzas.
Fue una noche de emociones y de aprendizaje del lenguaje de señas y mientras transcurría el evento pensé en la empatía de todo el personal de esa institución y de sus colaboradores en las labores de esa obra de amor que, merece destacarse en oposición a todas las acciones violentas que nos informan los medios de comunicación.
La empatía proviene de la palabra “empátheia” de origen griego, que significa emocionado y se refiere a la habilidad cognitiva de las persona para comprender los sentimientos ajenos, intentando ponerse en su lugar.
Comprender el universo emocional de los demás constituye un don, que nos permite con paciencia y sabiduría entenderlos mejor, estrechar las relaciones afectivas, crear lazos de unión más fuertes y contribuir al desarrollo de una vida más plena y en paz.
Cuántas veces hemos escuchado decir “Ponte en sus zapatos” o “Mira a través de sus ojos” para así conocer el sentir de una realidad ajena a la nuestra, lo cual solo es posible si salimos de nuestra zona de confort.
Abrir nuestras mentes para escuchar o percibir las tristezas y las alegrías de los demás nos permite comunicarnos con mayor facilidad y agrado, teniendo la oportunidad de apoyarlos, ayudarlos y motivarlos a seguir adelante en cada una de sus aspiraciones sin juzgar ni criticar.
Se considera además que las personas con madurez e inteligencia tienden a mostrar con mayor facilidad el valor de la empatía.
Lo contrario a esa conexión que debe reinar en las relaciones sanas es la actitud egoísta, que nos limita a pensar sólo en nuestra propia realidad, sufrimientos y emociones, sin pensar en el sentir de los demás.
Bien sabemos que, en nuestro paso por la vida nos encontramos con personas que almacenan mucho dolor y ello no les permite identificarse con los sentimientos ajenos.
Para ello es siempre recomendable reconocerlo, luego buscar ayuda profesional si no se logra superar y de tomar la decisión personal de soltar, de entender que debemos asimilar como un aprendizaje lo que no nos guste de nuestro pasado y reinventarnos cada día como mejores seres humanos.
En definitiva consideramos que, si la empatía se volviese una actitud común tendríamos mejores familias, comunidades y sociedades en que las personas se ayudasen entre sí, generando mayor bienestar en las relaciones interpersonales y fomentando la convivencia pacífica que merecemos disfrutar.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur