La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
La generación ambidiestra camino a la sostenibilidad
En mi posición de arquitecta, diseñadora sostenible, ciudadana, millennial, madre y oriunda de un país ubicado en el mismo trayecto del sol, sigo con el afán de aportar mi granito de arena a una sociedad llena de folklore.
Por Solange Fernández
Mi lápiz verde
¿Alguna vez has imaginado el mundo de tus hijos? ¿Cómo sería ese lugar que les espera a su adolescencia y adultez?
Todos queremos lo mismo, hasta donde la lógica y la consciencia así lo dictan; un lugar feliz, verde, lleno de vida, balanceado y repleto de bienaventuranzas, pero la realidad es que al paso que vamos desde hace 20 años nos deja pocas esperanzas de aquel porvenir. Es un extenso tema y de múltiples aristas.
¿Cómo educar a toda una generación? ¿Cómo lograr la consciencia colectiva orientada al cuidado del medioambiente?
Los millennials somos la prole de una generación que, sin tener toda la información a mano, a tiempo pudo definir lo que hoy conocemos como sostenibilidad. Los millennials tenemos una responsabilidad enorme y una misión clara que requiere de constancia.
Es un reto que implica reescribir páginas en los libros de historia, fomentar el uso adecuado de los recursos naturales, dar a conocer, sin disfraz, los sistemas y procesos industriales, la realidad detrás de los plásticos y la maravilla de lo que es volver “al origen”.
Tan increíble es nuestra generación que podemos decir que somos ambidiestros, conocemos de tecnología, la desarrollamos y la evolucionamos tanto como sabemos sobre lo análogo, de vivir sin la inmediatez y de una infancia mucho más expuesta a la naturaleza y a su importancia.
Las vivencias no mienten. Ya estamos embarcados en la solución, que implica ir a todo pulmón con ella, trabajar en conjunto, reunir todas las disciplinas y profesiones a favor de la educación de nuestro origen, nuestra especie, nuestro suelo y nuestras acciones, armonizar el ser y el hacer.
En mi profesión nos formamos para la creación de espacios habitables y funcionales. Más allá de esto, tenemos una de las herramientas que más pueden influir en el cuidado planetario y con los años nuestro ejercicio se ve intrínsecamente relacionado a ello. Mi especialidad fomenta la vida más sostenible gracias a la creación de espacios menos nocivos, por lo que en cada oportunidad que tengo intento aplicarlo, el reto está en que los usuarios lo permitan y lo conduzcan a un espacio más consciente.
En mi posición de arquitecta, diseñadora sostenible, ciudadana, millennial, madre y oriunda de un país ubicado en el mismo trayecto del sol, sigo con el afán de aportar mi granito de arena a una sociedad llena de folklore, tropical, tercermundista, rica de origen y cultura, pero vulnerable por su condición isleña.
Invito a continuar la tarea de reducir nuestra huella ecológica y convivir de manera sostenible, no solo en el consumo, sino en la inversión de valores humanos a nuestros hijos.
Recordemos que la palabra “humano” proviene del latín hummus, que significa tierra, sinónimo de generosidad, compasión y benignidad.
La autora es arquitecta y diseñadora de espacios sostenibles.