La honestidad en la vida pública
Pinceladas de una homilía.
Por Leonor Asilis
Mi vida de fe está bajo la sombra de este gran Santo cuya fiesta se celebra el 13 de junio: San Antonio de Padua.
La razón, mis padres me bautizaron en una de sus parroquias, la de Santo Domingo del sector de Gazcue cuya misión actual es ser mediática,
pues a través de los medios de comunicación sus misas y retiros viajan más allá de nuestras fronteras.
En tal sentido les invito a seguir sus redes sociales sobretodo su canal de Youtube si acaso no pudiesen ir presencialmente y puedan aprovechar el suculento manjar espiritual que nos ofrece (Sanantoniortv) como lo fueron sus recien celebradas patronales donde su párroco el muy querido e incansable Padre Kennedy Rodriguez invitó a obispos y sacerdotes amigos a participar en estas.
Hoy les haré una reseña de la Eucaristía del día 12 de junio la cual fue dedicada a los políticos y que le tocó al también incansable y muy querido Obispo misionero Monseñor Cecilio Raúl Berzosa concelebrando el Padre Kennedy, diáconos y servidores del Altar.
Esta vez contó con la animación del coro del Tribunal Superior Electoral el cual cantó precioso para la gloria de Dios.
Monseñor Berzosa como buen Obispo le tocó una papa difícil de pelar como decimos los dominicanos, al tocarle un tema no siempre complaciente dadas las grandes debilidades humanas cuando son expuestas al poder y los recursos del Estado.
A pesar de que bien pudo tratar sobre el tema de las Bienaventuranzas que tocaba ese día, asumió con obediencia la tarea asignada por el párroco y con el auxilio divino del Espíritu Santo lo abordó con suma claridad y gallardía.
Antes de dar algunas pinceladas sobre su homilía aprovecho la ventaja que me ofrece este espacio para agradecer en nombre del pueblo dominicano su gran entrega y disponibilidad en sus misiones apostólicas en nuestra tierra que ha hecho suya y que con gran sabiduría nuestro Arzobispo Monseñor Ozoria le delega en esta Arquidiocesis que cada día crece en la Fe y en la expansión del Reino de Dios.
Inicio el resumen de su homilía.
Berzosa confesó públicamente lo mucho que le extrañó el que se escogiese el tema de «La Honestidad» como objetivo pastoral de todo el año. Obviamente y este comentario lo hago a modo personal que las noticias de las operaciones fiscales contra la corrupción le dieron pista para entender la razón de dicha elección.
Y es que el tema de la honestidad señala la triste existencia de una cultura y un entramado estructural corrupto y la urgente necesidad de hombres y mujeres nuevos que salgan de ese malsano círculo.
Se refirió al documento pontificio Fratelli Tutti que expone que la política bien ejercida es una forma de amor social, de amistad social, de fraternidad y solidaridad social y que si la política se aparta de este renglón y busca solo el provecho personal o lo que es peor, el provecho de partidos o la corrupción económica el descalabro moral y concreto en injusticia social es enorme.
Sobreabundó diciendo que si un político no tiene esto claro, ya no será un político sino un oportunista, un charlatán, un arribista.
Sin embargo, agregó que gracias a Dios no todos son corruptos y mencionó que conoce a un político serio y honesto cuyo nombre no reveló quien es ministro actualmente e incluso contó una anécdota con él. Contó que el padre de este Ministro le dijo: «Mire Usted, desde que nuestro hijo se ha metido en política todavía le admiramos aún más porque si antes era honesto, ahora nos está demostrando que lo es mucho más. Cuando el Presidente le llamó para ser ministro nos convocó a la familia completa y nos dijo: olvídense que tienen un familiar político y olvídense de pedir favores a partir de este familiar político. Hay que buscar la igualdad y lo legal y yo ayudaré a cualquiera desde los cauces legales. Le refirió una vivencia reciente cuando el padre le decía que en su trayecto a Punta Cana él manejaba con exceso de velocidad y los detuvo la policía. Al ver la cédula de conducir el policía le dijo:»Ah, pero, usted es el ministro, a lo que su hijo le respondió: en este momento soy un ciudadano que ha cometido una infracción. Proceda con su deber y pongame la multa».
Al terminar la homilía Monseñor Berzosa animó a los católicos a meterse en política y a hacerlo bien por amor a Dios y temor de El, quien sabe bendecir ampliamente este oficio de la caridad construyendo sociedades más justas y democráticas.