La mística para ser felices según Costa Rica
Costa Rica.- Medir la felicidad no es fácil y menos la de todo un país, así que conviene recelar cuando dicen que Costa Rica es uno de los países más felices del mundo. ¿Es así? Muchos costarricenses están encantados con el carácter de sus conciudadanos, el desarrollo sostenible y las inesperadas ventajas de vivir sobre volcanes, pero en cualquier momento pueden asomar señales que nos informen de que el cielo en la tierra, simplemente, no existe.
Costa Rica, conocida como la Suiza de Centroamérica, marca diferencias con muchos países de la región por sus resultados en educación, salud pública y seguridad social, además de su reconocida labor a favor del medio ambiente: tanto que, en ocasiones, se ha calificado como el país más feliz del mundo.
Gran parte de su economía está determinada por sus más de 200 volcanes, ya que buena parte de la electricidad que consume la nación depende de la geotermia. «Cuando leemos por qué Costa Rica es considerada el país más feliz del mundo o uno de los más felices, una de las razones que se argumentan es el trabajo para impulsar las fuentes renovables de energía; es decir, el esfuerzo del Gobierno y esa sociedad para sentar las bases de un desarrollo sostenible que garantice un futuro limpio y saludable», afirma el corresponsal Oliver Zamora Oria.
No obstante, en Costa Rica también hay cierto descontento social y el líder sindical Carlos Monterrey opina que la afirmación de que es el país más feliz del mundo es más «una propaganda turística que una realidad» porque «día a día ha venido desgastándose económicamente», según manifestó durante una huelga contra una polémica reforma fiscal de la actual Administración.
A su vez, el sociólogo y profesor universitario Miguel Sobrado señala que el avance en Costa Rica «ha sido muy desigual», debido a que el desarrollo «no ha involucrado a los sectores tradicionales». A pesar de que es optimista en cuanto al futuro, este especialista advierte que la nación centroamericana «puede pasar por convulsiones fuertes» porque «las aguas profundas se están revolviendo y, si no hay capacidad de conducir la transformación de manera progresiva, se van a desbordar».
Zamora Oria señala que su «corta experiencia» en Costa Rica «ha sido suficiente» para darse cuenta que la felicidad de los ticos «reside en su propia percepción de la vida y en ese optimismo innato de los pueblos latinoamericanos», pero «habrá que esperar y confiar en que ese pequeño país con grandes desafíos encuentre el rumbo correcto» y logre «ser de verdad un lugar donde todos, absolutamente todos, encuentren su felicidad».
Fuente: actualidad.rt