La música urbana es una expresión artística. Los niños deben aprender a apreciarla
Por Cristal Cedeño
Todos sabemos que la música urbana es el reflejo de lo que se vive en los barrios, y para muchos es una expresión artística. La intención de este artículo no tiene ánimos de descalificar esta realidad y, de hecho, los niños deben saber que este tipo de música tiene un origen y una causa, y pueden apreciarlo, por tanto, como una expresión cultural que tiene su validez. Sin embargo, una cosa es apreciarla desde esta perspectiva, y otra muy diferente exponerse a ella a una edad donde todavía no están listos para procesar y discernir los mensajes que se bombardean allí.
La música en sentido general es poderosa. Nos contagia y transporta con la imaginación a diversos escenarios. Es capaz de despertar emociones y convertirlas en realidades que llegamos a sentir de forma muy intensa. Hagamos el siguiente ejercicio, si escuchamos baladas, podemos pensar en un amor profundo. Si nos ponen una bachata, pensamos en un desamor. Si nos ponen reguetón, ¿en qué pensamos? responder de forma directa hace que sea más duro, pero nos confronta con una realidad innegable: violencia, narcotráfico y sexo fácil.
Entonces Cristal, ¿no es doble moral que yo como adulto no promueva esta música en mis hijos, pero que yo la cante y la disfrute? Yo te diría que aquí la gran diferencia es que tú ya eres precisamente un adulto y tienes la capacidad de discernir entre lo que está bien y mal y puedes elegir verlo solo como un entretenimiento. En el caso de los niños es aún más complejo porque están en pleno desarrollo cognitivo y emocional, y, por tanto, son más vulnerables a todo este contenido. Ya dependerá de tus valores y creencias si consideras que debes seguir escuchando esta música o no. Por ejemplo, hay personas que por creencias religiosas o estilo de vida no ingieren alcohol. Hay otras que sí lo ingieren, pero entienden que en exceso podría hacerles daño y lo hacen con prudencia. Hay otras que no les importa los efectos y llegan a estados de embriaguez con bastante frecuencia. Pero en ninguno de los casos, salvo que sea un padre o madre muy irresponsable, irá a servirle alcohol a sus niños porque saben perfectamente que no están ni física ni psicológicamente preparados. Con la música puede ser exactamente igual. Por supuesto que será más fácil que modelemos con nuestra propia conducta, pero la realidad es que, puedes establecer los límites y proteger a tus niños de ciertos contenidos, independientemente de tus elecciones como adulto. Mientras estés con ellos al menos, deberías evitar exponerlos lo más posible.
¿Y entonces debo prohibirles que escuchen esta música? Pues la palabra prohibir ya lo hace complicado. Podrás no poner esta música en tu casa, pero saliendo de ella probablemente en algunos momentos tus hijos estarán expuestos a ella. Lo más importante en este caso, es que podamos ofrecerles otras alternativas, que puedan acercarse a otros géneros, y a otras experiencias. Música que gracias a sus mensajes y sus melodías, les evoquen diversas emociones, y que a su vez le ayuden a construir una sólida inteligencia emocional y conductual. Más adelante en el tiempo, tendrán la oportunidad de escuchar con un ojo crítico la música más cruda, como la urbana. A veces lo único que nuestros niños de hoy necesitan, es una oportunidad de poder conocer algo diferente.
Soy psicóloga clínica y psicopedagoga, y estoy especializada en asesorías de Crianza Positiva. Pueden tener más información siguiendo la página en Instagram de: CognitivaRD y a través del correo electrónico cognitivard@gmail.com