La participación de la mujer como un ente económico
Desde Mi Perspectiva
Alliett Ortega
Esta semana en desde mi perspectiva, quiero abordar el tema de la participación de la mujer como un ente económico, se escuchan muchos comentarios, normalmente indulgentes, sobre las diferentes iniciativas dirigidas a incrementar la presencia de las mujeres en distintas instancias, en especial en puestos de alta dirección, y a fomentar la igualdad laboral, y es que la igualdad de género es vital para incrementar la inclusión y la rentabilidad de los negocios, y por ende de la economía, podemos indicar que gracias a la creciente participación de la mujer en la fuerza laboral, muchas economías han presentado mejoras en su PIB, por eso, el rol de la mujer en la economía del siglo XXI será uno los temas principales a discutir en la III Cumbre Empresarial de las Américas, que se celebrará los próximos 12 y 13 de abril en Lima, Perú.
El crecimiento económico de un país aumenta más rápido con la plena participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, indicaron varios estudios en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además, al aumentar los ingresos del hogar procedentes de lo que ellas ganan se modifican los patrones de gasto en beneficios de las hijas e hijos.
Sin embargo, las mujeres aún no tienen una participación plena en el trabajo y no gozan de igualdad monetaria en este ámbito, pese a desarrollar las mismas actividades que sus compañeros hombres. En promedio, las mujeres siguen ganando en todo el mundo un 24 por ciento menos que los hombres.
En enero de 2018 McKinsey publicó las conclusiones de un estudio sobre la mujer y la diversidad étnica y cultural en el lugar de trabajo que vincula la diversidad de género a mayores ingresos y mayores márgenes de valor económico. Otro análisis regional por McKinsey, que cubrió 345 empresas en América Latina, encontró que las empresas con mayor representación femenina registraron un 44% mayor rendimiento sobre el capital y un 47% mayor margen de ganancias, el Instituto asegura que si existiera un mayor grado de paridad e igualdad entre hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo se añadirían hasta 28 billones de dólares a la economía mundial en 2025, esto significa un incremento del 26 por ciento del PIB.
Y es que instituciones como el propio Foro Económico Mundial, el Banco Mundial, Goldman Sachs, y firmas como McKinsey, han contribuido en investigaciones que demuestran que invertir en la mujer es un buen negocio y que, además, impulsa el crecimiento económico regional, el FMI señala que si aumentamos la participación laboral de las mujeres, podemos aumentar el PIB de una economía entre 5 y 34%, especialmente en las economías emergentes. Según un informe del Banco Mundial “El efecto del poder económico de las mujeres en América Latina y el Caribe”, en la última década que va del año 2000 al 2010, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en la disminución de la pobreza, observando un aumento en las tasas de participación de las mujeres en el mercado laboral en un 15%, y una reducción del 30% en los índices de extrema pobreza, pero continua siendo uno de los desafíos más urgentes de América Latina y el Caribe cerrar la brecha de género en la fuerza laboral.
Pero aun la brecha de género se registra en todos los ámbitos, desde las posiciones de nivel junior hasta las gerenciales. Según el Global Gender Gap Report, América Latina y el Caribe es una de las regiones peor posicionadas en el mundo en términos de participación y oportunidad económica femenina, si bien ocupa el nivel superior en logros educativos de las mujeres, justo detrás de América del Norte y Europa Occidental.
No obstante lo anterior en muchos países, el debate público sobre la igualdad de género se centra principalmente en el acceso de las mujeres a puestos más altos y a oportunidades de carrera de alto potencial. Sin embargo, estos temas de debate denominados en su conjunto como «el techo de cristal» se constituyen únicamente en una pequeña parte del problema. La pregunta más amplia, en primer lugar, es si las mujeres tienen las mismas oportunidades que los hombres para participar en los mercados de trabajo. Para abordar la falta de diversidad de género, algunos escépticos asumen que las mujeres deberían solucionar la inequidad por sí mismas, luchando solas para conseguirlo o actuando más como hacen los hombres. Otras voces afirman que los hombres tienen miedo de salir perdiendo, asumiendo que si las mujeres tienen más oportunidades, los varones tendrían menos. En otras palabras, ¿están las mujeres empoderadas para contribuir plenamente a la prosperidad y al crecimiento económico mundial?
Desafortunadamente, a pesar de algunas mejoras, desde mi perspectiva el progreso hacia la igualdad de condiciones para las mujeres se ha estancado, se necesitan de medidas trascendentales que muevan los países a generar un cambio, tales como el efecto positivo que genera la participación femenina en la vida económica, el cual se encuentra muy vinculado en el comportamiento de la mujer, diferente del hombre, en temas como el ahorro y la inversión, y es que las mujeres son más proclives a destinar el ahorro a favor de las necesidades básicas o en desarrollo de los hijos, son más adversas al riesgo y tienden a invertir en forma más productiva, un ejemplo es el comportamiento es lo que ha llevado a que el Banco Grameen, institución micro financiera y de desarrollo comunitario, fundado en Bangladés en 1976 por Mohamed Yunus, premio Nobel en 2006 el cual concede principalmente los microcréditos a mujeres; su justificación es que son más cuidadosas de emplearlos en actividades con mayor certeza de que les sirvan para responder a las necesidades de la familia, la política crediticia del banco que desea apoyar a la población no atendida ha causado que la mayoría de sus clientes (96%) sean mujeres.
Se han adoptado algunas de estas medidas en los últimos años, pero es el momento de hacer arrancar con fuerza el proceso, a tomar medidas y a aplicar políticas encaminadas a eliminar los obstáculos que bloquean la participación femenina en la fuerza laboral, y en el entorno económico de poder, las mujeres están listas, están dispuestas y son capaces, y es que cuando las mujeres están empoderadas, los hombres también lo están. Hasta una próxima entrega.