La primera cita

Sexos sin Guerras

Driva Cedeño

Una de las escogencias más importantes que se deben hacer en una primera cita, es el lugar a donde ir, es una decisión crucial la cual marcará la pauta para el desarrollo de ese primer encuentro.

Si ya una mujer aceptó la primera salida invitación, usted caballero tiene el 50% del terreno ganado. Créame! Una mujer, decente y de principios, cuando ya acepta salir con usted, eso indica que usted le agrada y está interesada en conocerlo, obviamente existen los casos donde algunas féminas solo desean que les paguen un comida, pero en eso no profundizaremos.

Uno de los principales errores que comenten los hombres, cuando invitan a una dama a salir, es preguntarles, ¨¿Para dónde quieres ir?¨ Wrong Question! Estimados les explico, suceden dos cosas, la primera es que a la mayoría de las mujeres inteligentes y con criterio nos gustan los hombres con decisión, que una sienta que esta saliendo con un hombre que tiene el manejo adecuado de las situaciones, que no hay que estar diciéndole que hacer y que se ha tomado el tiempo en observar a su objetivo en cuestión y poder predecir sus gustos.

La segunda es que nosotras no sabemos ni manejamos el estatus de sus finanzas, es decir, ¿Con cuánto usted cuenta para invitarme a salir?, entonces si usted lo deja al libre albedrío probablemente se vea en una situación incómoda, en donde se vea forzado a incurrir en acciones monetarias no contempladas.

Si bien es cierto, que la primera impresión es la que vale, usted no debe aparentar algo que no es, así que escoja usted el lugar, sea un restaurant o bar, que usted conozca y sepa que es asequible a su presupuesto económico, o simplemente dele varias opciones, obviamente ya pre chequeadas, para que la chica no sienta también que usted está siendo autoritario.

No se preocupe, no asuma, ni suponga, por lo que la dama vaya a pensar, si es alguien quién usted le agrada sinceramente, ella se adaptará y no lo tomará a mal, así usted tendrá la garantía que esa es una mujer real y que vale la pena seguir invitándola a salir.