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La solidaridad ciudadana
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Iniciamos el mes de octubre, el décimo del año, dejando atrás una semana intensa de hechos violentos trascendentales, sin embargo, desde este espacio de reflexión queremos destacar como positivo la solidaridad mostrada por tantos hombres y mujeres frente a las víctimas de la violencia.
Cuando hablamos de solidaridad nos referimos a un valor importante en la sana convivencia humana, al apoyo incondicional que se brinda a una causa o intereses ajenos, en situaciones difíciles o comprometidas.
Quiero referirme a dos casos en particular, en los cuales la solidaridad fue puesta de manifiesto a través de las redes sociales y medios de comunicación: El sometimiento a la justicia del comunicador y mercadólogo Pablo Ross, enviado a la cárcel, luego que un juez dictara tres meses de prisión preventiva en su contra, acusado de incesto en perjuicio de su hijastra menor de edad y el otro, el rechazo a la decisión de la Liga de Béisbol Profesional (LIDOM) de dedicar el torneo invernal al señor Leonardo Matos Berrido, confeso feminicida.
Ambos hechos están relacionados a la grave problemática de la violencia contra la mujer que existe en nuestro país, el tercero en Latinoamérica con más alta estadísticas en feminicidios, luego de El Salvador y Honduras.
A partir de que se dieran a conocer en las redes estos hechos y que comunicadoras de gran impacto social alzaran sus quejas, pudimos constatar la solidaridad de nuestra ciudadanía, con conciencia clara de que, como sociedad, tenemos el compromiso de hacer un frente común en rechazo a todo tipo de violencia contra las mujeres.
Lejos de la expresión común de que todo está perdido, donde los valores no se respetan, comprobamos que, en ambos casos, hombres y mujeres expresaron a través de las redes sociales su condena a los hechos imputados por los señores Ross y Matos Berrido, validando de esta manera la concepción que sin importar la condición social y económica del agresor no pueda consentirse ningún caso de incesto y mucho menos, el reconocimiento al asesino de su esposa, que evitó una condena.
Creemos que, en medio de la angustia, indignación y ansiedad que causaron los dos hechos antes mencionados, hemos de reconocer que la unidad mostrada por la ciudadanía, a través de las redes y medios de comunicación, impulsó al juez y a la LIDOM a tomar las decisiones correctas. Un pueblo ávido de justicia seguirá estando atento a estos y otros casos más, en procura de que la violencia no se normalice y tenga un rechazo generalizado.
En definitiva, la participación activa de la ciudadanía contribuye a impulsar sociedades más justas e igualitarias y es por ello que, el valor de la solidaridad debe ser inculcado desde la primera infancia y fomentado en todos los espacios, junto a otros muchos valores que generan una sana convivencia en paz.
La autora es la Presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.