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La vida pasa rápido
Pienso y Luego Escribo
Iranna Flaviá Luciano
Hoy amables lectores me encuentro en un día muy especial de mi vida publicando esta columna de Pienso y Luego Escribo, la que escribo con toda pasión.
Me encuentro justo hoy celebrando la llegada de mis 39 años, edad de la que me siento orgullosa y privilegiada de decir, y que no oculto.
Los días de cumpleaños, al igual que navidad y ciertas fechas, son una mezcla dual de emociones, todo se envuelve en euforia por celebrar un día tan único y especial en la vida, jamás volveremos a cumplir esta edad, y un cierto de melancolía.
Digo esto, porque llegan a la vez todos los recuerdos sin quererlo de cuando miramos atrás, y vemos como hemos crecido.
El crecimiento en un ser humano nunca será de tamaño, más bien de mentalidad, de madurez.
Cada año se abren las compuertas del conocimiento, y es donde muchas cosas poco a poco se pueden ver y comprender más claramente.
Maneras, formas de ser, se van dejando atrás para dar la entrada a nuevas; siempre he sido defensora de la teoría de que las personas están en constante evolución, y por esto es tan difícil conocerlas.
Creo que “conocerse” como muchos dicen, son aquellas situaciones que se repiten, que muchos por formar parte de lo familiar, asocian a los rasgos.
Hay muchos tipos de personalidades que el individuo a lo largo de su vida adopta, una o varias, fundir todo eso es lo que lleva a ese nombre por el que te llaman.
Te da el cumpleaños esta especie de melancolía, porque cuando se vive segundo a segundo tan intensamente, y cuando ves que solo ayer tenías 15 y con tantas fantasías en la cabeza, y hoy tienes 39, ves como la vida pasa rápido.
Pasa rápido queridos lectores, por eso una amiga me enseñó con unas pocas palabras a aceptar a todo el mundo, porque si no hubiesen diferencias, no fuera eso, mundo.
A mis 39, amo cada día más y disfruto a mi familia, a mi esposo, con locura a mi hijo, es mi mayor deleite estar a su lado; me encanta la naturaleza, los árboles, el atardecer, la playa, la música, respirar aire puro, estar lejos y estar cerca, y tantas pequeñas cosas con las que poco a poco he podido definir de forma sencilla la felicidad.
Así como tenemos el oxígeno cada día, se nos regalan tantas cosas de afuera y de adentro, en lo espiritual, en lo personal, que no me explico la palabra vacío, si tantas cosas nos rodean.
Sigo en el misterioso camino de la vida que como a todos cada día me reta, demostrándole que sí se puede, y que los sueños se hacen realidad.
Que mi misión así como la de todos es encontrar nuestro propósito, para poder decir al final del camino valió la pena.
Pienso y Luego Escribo: La vida pasa rápido, así como los niños que hay que disfrutarlos, porque crecen y ni cuenta nos damos!! Felicidades para mí!!
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