La violación conyugal es un crimen
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Resulta improcedente e indignante que, en pleno siglo XXI varios legisladores que pretendan aprobar en el nuevo Código Penal una reducción de la pena al crimen de la violación sexual conyugal, supuestamente porque esta no causa el mismo daño que si la ejerciera un tercero.
La información de un senador, de que los congresistas desean solo penas de 1 a 4 años en caso de violación sexual entre casados, revela cuan arraigada sigue la cultura machista en todas las áreas de nuestra sociedad, que identifican a la mujer como un objeto propiedad del hombre, del que puede disponer cuantas veces desee, sin importar su decisión, sentimientos y disposición.
Amables lectores, toda relación sexual sin consentimiento, sin importar que fuere cometida por su esposo o conviviente es un crimen, que resulta del sometimiento a la fuerza, amenazas o intimidación y como tal debe ser sancionado el infractor con penas de 10 a 20 años de prisión como lo establece el artículo 134 del original proyecto del Código Penal.
Bien sabemos que, una violación sexual matrimonial no conlleva caricias tiernas, sino una relación forzada, indeseada, degradante y traumatizante, que lacera el estado emocional de la víctima.
Cuando la pareja convive con abusos y maltratos, el hogar que debería ser el lugar más seguro se convierte en una verdadera pesadilla, por la sencilla razón de que quien la padece permanece viviendo con su violador, destruyendo totalmente la confianza, el respeto y la admiración de la persona que decía amarla, valorarla y protegerla.
Se estima que, 1 de cada 5 mujeres han sufrido abuso sexual por parte de una pareja estable, lo que representa una cifra inaceptable y preocupante.
La tarea es seguir creando conciencia en las mujeres que, si son presionadas constantemente a tener relaciones sexuales con su pareja sin ella aceptarla o desearla, sólo por el temor de que no la agreda física, psicológica o económicamente, deben reconocer que son víctimas de violación sexual conyugal y lo ideal sería denunciarlo al fiscal más cercano, con la ayuda de una red de apoyo de familiares y amistades.
El amor tóxico es el que maltrata, ataca, manipula, lesiona o humilla, dejando emociones negativas como miedo, ansiedad, vergüenza e insomnio.
En cambio, el amor sano proporciona alegría, entusiasmo, confianza, complicidad. Quien dice quererte busca que te sientas feliz construyendo día a día un proyecto de vida que genera bienestar y mucha paz.
Necesitamos de legisladores conscientes de la violencia que sufren las mujeres y de que si aprueban una reducción de la pena, por el hecho de que sean parejas o casados, entiendan que están incentivando que este crimen se cometa con más impunidad.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur