Los secretos de Barack Obama a la hora de tomar decisiones difíciles
El ex presidente estadounidense ilustró de forma didáctica el modo en que enfrentaba situaciones que, si llegaban a sus manos, era porque eran muy complejas
El entonces presidente Barack Obama junto a su vice Joe Biden y Hillary Clinton, entonces secretaria del Departamento de Estado, siguiendo en la sala de situación de la Casa Blanca la misión en la que dieron muerte a Osama Bin Laden en la noche del 2 de mayo de 2011 (Foto: AP)
Cuando Barack Obama dejó la Casa Blanca hace dos años se encontró con que la vida fuera de la Casa Blanca se mueve más lenta. «Es parecido a The Matrix -la película- cuando al final, Neo detiene la velocidad de las balas», dijo el pasado miércoles en el 2019 Qualtrics X4 Experience Management Summit que se celebró en Salt Lake City.
Obama se había acostumbrado a lidiar con situaciones rápidamente porque a menudo eran literalmente de vida o muerte, dijo al CEO de Qualtrics Ryan Smith, en una charla ante 11.000 empleados, en su mayoría del sector privado de tecnología. «La idea que la gente tiene del gobierno es como de la oficina del Departamento de Vehículos Motorizados (DVM, por sus siglas en inglés) o la oficina de correos -cuando la gente solía usar la oficina de correos-«, expresó el ex presidente de los Estados Unidos, «pero no es así como funciona el ala oeste».
Las únicas decisiones que me llegaban eran las horribles que no tenían una buena solución
Smith tuvo que preguntar: cuando tomó posesión después de la elección de 2008, ¿cómo empezó a tomar decisiones importantes sobre problemas que nunca había enfrentado?, ¿dónde comenzó?
Sin sorpresa, dada su vocación de profesor, Obama describió un marco para trabajar en esas circunstancias, no solo para tomar una decisión difícil, sino también, para tener confianza mientras se la atraviesa.
Sentirse cómodo con las probabilidades
Cuando los problemas lo alcanzaban en la Casa Blanca, dijo, era porque no tenían solución. En general, se le pedía que eligiera entre dos opciones malas. «Por definición, si era un problema que tenía una solución fácil o incluso si era moderadamente difícil de solucionar, no llegaría a mí, porque por definición, alguien más lo habría resuelto», dijo. «Así que las únicas decisiones que me llegaban eran las horribles que no tenían una buena solución. Ellos decían, ‘vamos a mandar esto a Obama, no sé que hacer'», «De esa forma -bromeó-, cuando las cosas se arruinaban», la gente podía culparlo.
Avanzando, bastante rápido, con decisiones imposibles requeridas ante guerras o una crisis global financiera, dijo, «hay que sentirse cómodo con el hecho de que no vas a obtener una solución al 100%, y debes entender que estas lidiando con las probabilidades, para que no te quedes paralizado tratando de pensar que vas a resolver esto perfectamente».
La pregunta debe ser: ¿cuál es la mejor opción que tienes?
Entérate de los hechos, recluta las mejores mentes
Luego, dijo el ex presidente, comenzaría a recopilar la mayor cantidad de información posible de las fuentes de inteligencia disponibles. «Soy a la vieja usanza. Creo en valores iluminadores como los hechos, la razón y la lógica», dijo, haciendo una sutil referencia a la administración actual y su inestable relación con la ciencia o la verdad.
«Si hubiera establecido un buen proceso en el que pudiera obtener toda la información, todos los datos, todas las perspectivas, si supiera que tenía todos los ángulos alrededor de la mesa… entonces podría sentirme seguro de que incluso si no obtuviera la respuesta perfecta, estaba tomando la mejor decisión que cualquiera en mi situación podría tomar», explicó Obama. «Eso fue cierto cuando sucedió la redada a Bin Laden, que esencialmente era una decisión 50/50. Y fue cierto cuando cuando se trataba de cómo atender la crisis bancaria -otra vez, una especie de decisión 55/45-«.
Creo en valores iluminadores como los hechos, la razón y la lógica
«Probablemente, la última parte de esto, que fue la más crítica, fue tener la confianza de tener personas a tu alrededor que eran más inteligentes que tú, o que estaban en desacuerdo contigo, o que tenían perspectivas diferentes a las tuyas», dijo. Esto ayudó a evitar que perdiera el tiempo pensando que había llegado a soluciones cuando no lo había logrado.
También fue clave, relató, sentirse seguro de que entenderías lo que esos expertos decían. Con ese fin, no dejó de hacer preguntas hasta que los hechos fueran claros para él. «Estoy muy orgulloso de esto: Yo siempre le decía a alguien, si estaba hablando de un asunto verdaderamente complicado, ‘no entiendo lo que está diciendo. Explícamelo en inglés'».
«Creo que uno de los problemas con las personas que están en grandes trabajos es que ellos comienzan a sentir que tienen que proyectar ‘tengo todas las respuestas'», sostuvo , «cuando, de hecho, la mayoría de las veces, no las tienes».
Sombrero pequeño, decisión grande
Obama ilustró el valor de no sentirse intimidado por personas que son genios en sus campos con una historia sobre el desastre del derrame petrolero del Deep Water Horizon en 2010, cuando una explosión en una plataforma petrolera de BP dejó una fuga en un pozo, 1500 metros debajo de la superficie del océano. «BP no sabía cómo cerrar este agujero en el fondo del océano», dijo Obama. «Halliburton, que había construido la plataforma, no sabía cómo hacerlo». Así que puso a su secretario de Energía, el físico ganador del Premio Nobel, Steven Chu, a trabajar en el problema.
En la tercera semana de la crisis, Chu se aproximó al presidente. «Él tenía una servilleta o algo así», recordó Obama, «y dijo: ‘tú sabes, creo que esto podría funcionar».
Chu mostró a Obama un dibujo de lo que parecía «un pequeño sombreo», dijo Obama, con algunos números garabateados junto a él. «Nosotros se lo enviamos a BP y ellos básicamente mejoraron las especificaciones, lo diseñaron, taparon la fuga y funcionó», continuó.
«Mi rol como líder en la organización no era crear un pequeño sombrero, porque no lo habría pensado», explicó con su característico humor autocrítico. «Pensé: ‘eso no parece muy complicado. Y no sé qué tan grande debe ser el sombrero».
«Mi trabajo era preguntarle a Steven Chu, que tiene un Premio Nobel en física»,explicó. «Es me daba mucha confianza».
Fuente: Infobae