La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Mejores hijos para la sociedad
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Julio, mes dedicado a los padres, nos motiva a reflexionar sobre los aspectos en que deberíamos enfocarnos para no seguir replicando enseñanzas nocivas y contribuir a que nuestros descendientes varones sean formados asumiendo una masculinidad positiva.
Sabemos que, la violencia es una conducta aprendida, que puede desaprenderse, lo cual implica que los padres y las madres deben ser parte activa en la educación de hijos, conscientes de erradicar la cultura machista que busca imponer dominio y control sobre la mujer.
Reconocemos que, se trata de un gran esfuerzo que inicia con la formación de valores a partir de los primeros años de vida, modelando siempre el mejor de los ejemplos, en razón de que suelen copiar más lo que pueden ver y no de lo que les solemos decir.
No olvidemos que educar no es maltratar y que las palabras siempre tendrán mucho poder, por lo que debemos evitar etiquetarlos expresando “él es el más tímido, el más comelón, el bruto, el hiperactivo”, porque todo ser humano tiene sus fortalezas y debilidades y aprenden más con el estímulo que con las agresiones verbales o físicas.
Desde muy pequeños los niños deben tener bien claro que sus derechos deben ser respetados al igual que el de las niñas, por lo que jamás deben tolerar que se les denigre, ofenda o violente por un determinado conflicto.
Los juegos que les compramos han de estimular su creatividad como son los bloques de colores para armar y crear, pinturas, instrumentos musicales o deportivos, debiendo descartar aquellos que los inviten a estar en una constante competencia y les alimente el ego de poder, como son los carros de carreras eléctricos y armas de fuego.
Si queremos fomentar una sana masculinidad resulta improcedente en sus adolescencia expresarles “Y las novias qué tal”, ya que estaríamos justificando que una no es suficiente y que a mayor cantidad más virilidad, lo que en modo alguna resulta aceptable.
Asimismo, los progenitores o tutores no debemos reprimirles sus emociones por el hecho de que sean varones. Debemos hacerles entender que si en un momento desean llorar, tienen todo el derecho del mundo de hacerlo y que ello no constituye una debilidad.
Si les enfatizamos el valor del respeto hacia los demás, veremos que sus relaciones serán más sanas en todos los ámbitos ya sean personales, profesionales y sociales.
También es preciso responsabilizarlos desde la primera infancia a realizar tareas en el hogar, empezando por recoger sus juguetes, ropa, cama o cualquier artículo personal, participando junto a los padres, hermanos y personal de asistencia en las labores cotidianas de limpieza y cocina.
La corresponsabilidad es importante para fomentar la convivencia pacífica, insistiéndoles que deben identificar a su pareja como un equipo, que comparten tareas, facilitando una convivencia armónica.
Concluyo con la sabia reflexión del ícono del cinema americano, Clint Eastwood, que dijo “Todo el mundo habla sobre dejar un planeta mejor para nuestros hijos, pero la verdad es que deberíamos intentar dejar hijos mejores para nuestro planeta”.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur