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Mi tierna nieta de paz: Oficialmente soy abuela
Manifiesto la alegría que me invade en esta nueva etapa de mi vida ante el nacimiento de mi primera nieta Amelia y que comparto con su abuelito, otras abuelitas y toda la familia.
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
La gran mayoría de mis amistades cercanas son abuelas y durante más de década y media he escuchado con frecuencia que esa etapa de la vida es extraordinaria.
«Ya verás cuando te toque vivirla, es algo que no se puede expresar en su justa dimensión», solía escuchar entre los comentarios.
Y esa especial emoción, ese dulce sabor de amor incondicional, lo hemos sentido al recibir con ilusión a un tesorito de vida que lleva por nombre Amelia Isabel, cuya llegada nos provocó lágrimas de alegrías y agradecimiento a Dios, así como a mi adorable mamá que, desde el cielo, estoy completamente segura que a diario nos bendice, protege y guía.
Oficialmente como abuelita, en lo personal, siento como si el mundo se hubiese paralizado y se concentrará en esa criatura divina para que permanezca en salud, al igual que mi adorable, extraordinaria y admirable hija Laura y de su querido y maravilloso esposo Thiaggo, que sin lugar a dudas es un padre comprometido cien por ciento.
El nacimiento de mi nietecita me llevó a varias reflexiones que deseo compartir desde este espacio. La primera de ella fue de verla tan tierna, suavecita e indefensa y pensar en aquellos padres que abandonan a sus criaturas desconociendo y violando los derechos de protección que merece todo infante.
La segunda reflexión fue pensar en el privilegio que tiene nuestra nietecita de contar con dos familias amorosas que la esperaban con ansias, lo que constituye una dicha y bendición con lo cual no cuentan cientos de recién nacidos en nuestro país y en el mundo.
Y es que no cabe duda alguna que el amor materno, paterno y familiar brinda paz, seguridad y fomenta el sano desarrollo.
La tercera reflexión resulta al observar esas características innatas del temperamento, cuando demuestra habilidad para sacar sus manitas con rapidez y fuerza al colocarle un “swaddle”, que permite envolverle a la hora de dormir, como queriendo decir, respeten que deseo tener mis bracitos y manitas libres de todo tipo de presión.
La cuarta reflexión deviene al cuestionarme si como abuelita tendré la salud y larga vida necesaria para verla desarrollar como una niña con alta estima, independiente, estudiosa como sus progenitores, amistosa, alegre, coherente con sus valores morales, defensora de los derechos humanos, solidaria y comprometida con las mejores causas sociales.
Mi quinta reflexión la relaciono a la inspiración que como huella dejamos las abuelitas a nuestros descendientes y en lo personal, me encantaría que Amelia, dentro de todas las habilidades y destrezas que pueda desarrollar según sus talentos innatos o adquiridos, incentive a mejores formas de desarrollarnos con más respeto, aceptación, comunicación asertiva y apoyo, siendo promotoras de paz.
En fin, manifiesto la alegría que me invade en esta nueva etapa de mi vida ante el nacimiento de mi primera nieta Amelia y que comparto con su abuelito, otras abuelitas y toda la familia.
¡Una bendición del cielo que nos brinda amor y paz!
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur