Multipliquemos bondad y no agresividad
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Si en nuestro accionar diario tuviéramos presente la célebre frase de la madre Teresa de Calculta “Que nadie venga a ti sin irse mejor y más feliz”, de seguro que, en nuestra sociedad y el mundo conviviéramos con más bondad y menos agresividad.
Amables lectores, hoy en día permanece la percepción de que hacer el bien y mantener el respeto hacia los demás se han convertido en las excepciones de la regla, cuando esto debería ser parte de la cotidianidad.
Y es que, solo basta observar algunos ejemplos en diferentes escenarios, por ejemplo saber que un agresor asesina a su ex pareja delante de su propio hijito, otro lanza del cuarto piso de un hotel a su pareja luego de estrangularla, agentes del orden obligan y graban a un joven arrestado a cortarle totalmente el pelo -en un acto considerado como violación a su dignidad y derechos humanos– y se produce un asalto agresivo e inusual en un supermercado de Santiago, que afectó también a los visitantes de ese establecimiento.
A todos esos horrendos hechos violencia intrafamiliar y social se les suman la violencia verbal que muchos expresan en las redes, las vías públicas y las letras de las canciones, lo cual genera en la población una sensación de angustia, preocupación y desaliento.
Sin embargo, darnos por vencidos jamás debe ser una opción. Tenemos que, como ciudadanos y ciudadanas comprometidos con el bien social aportar y estimular a que la norma sea actuar con bondad y no con maldad.
Por ello siempre insistiremos en la necesidad de fomentar la educación en valores desde la primera infancia. Los 7 primeros años de vida de un niño o una niña son determinantes para formarlos con disciplina positiva, lo que será determinante en el manejo de sus emociones cuando sean adultos.
La bondad es un valor relacionado a la sensibilidad humana, consideración y amabilidad, todo lo cual nos brinda paz por generar ambientes más seguros y compasivos.
Para ello, los adultos tenemos que modelar con el ejemplo desde el propio hogar, siendo más comprensivos, gentiles, cooperadores en nuestras acciones con cada miembro de la familia y no intolerantes, irrespetuosos o egoístas.
Bien sabemos que, cada quien da lo que lleva en su corazón, por lo que también insistimos en cultivar todo lo que nos brinde paz interior, recordando que cuando ofendemos, denigramos o vejamos a alguien, la acción dice más negativamente de quien ejerce la violencia, que de quien la recibe.
Devolver con la misma moneda de agresividad nos resta, nos empequeñece, mientras que demostrarle a tu adversario tu nobleza puede generarle reflexión, que es el primer paso para cambiar conductas dañinas.
La meta es contagiar a los demás con acciones de bien, para que vivamos en una sociedad más justa, inclusiva y en paz, en la que multipliquemos más bondad y menos agresividad.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur