Neurobiólogos de Estados Unidos relacionan ejercicio físico con la inducción de nuevas neuronas, mejorando la función cognitiva
Dos científicos del Hospital General de Massachusetts (uno de ellos, Rudolph Tanzi, reconocido investigador) comprobaron que el ejercicio físico ayudó a los ratones de Alzheimer contra la enfermedad, y generaron un tratamiento genético y farmacológico que funcionó. Ahora esperan llevar la esperanza a los humanos
Estados Unidos.- Uno de los neurobiólogos más importantes de los Estados Unidos, Rudolph Tanzi, del Hospital General de Massachusetts, ha dado un paso de importancia hacia una terapia genética y farmacológica para atacar el mal del Alzheimer. Tras confirmar en ratones que el ejercicio físico induce la generación de nuevas neuronas, descubrió «los eventos moleculares y genéticos involucrados» y determinó «cómo imitar los efectos beneficiosos del ejercicio», en humanos y por medio de tratamientos, explicó Tanzi.
«Si bien todavía no tenemos los medios para lograr de modo seguro los mismos efectos en los pacientes, hemos determinado las proteínas y los genes que serían objetivos en el desarrollo de formas para hacerlo en el futuro», agregó el segundo investigador, Se Hoon Choi. Los dos científicos hablaron sobre sus hallazgos, y su potencial uso futuro, en la publicación universitaria Harvard Gazette.
El trabajo de Tanzi (director de la Unidad de Investigación de Genética y Envejecimiento, segundo del Departamento de Neurología y codirector del Centro Henry y Alison McCance para la Salud del Cerebro en el hospital de Boston) y Choi (profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de Harvard y también integrante de la Unidad de Investigación de Genética y Envejecimiento) publicaron este nuevo estudio en Science.
Al demostrar que el ejercicio es una de las mejores formas de activar la neurogénesis (es decir, el estímulo al nacimiento de nuevas neuronas), apuntar a hacerlo en el área del cerebro donde se codifican los recuerdos podría mejorar la función cognitiva de los pacientes de Alzheimer. Eso, al menos, se comprobó en el experimento realizado en ratones.
¿La razón? La inflamación típica del cerebro de los pacientes de Alzheimer es central en la pérdida de sus funciones cognitivas, pero al generar nuevas neuronas el ejercicio físico puede limpiar ese ambiente con nuevas células y mejor el conjunto.
Tanzi y Choi partieron del conocimiento de que la producción de nuevas neuronas en adultos sucede en dos áreas del cerebro: el hipocampo y el cuerpo estriado. Se preguntaron entonces cómo la decadencia de esa neurogénesis adulta contribuye al mal de Alzheimer, y si recuperar esa función de creación de células permitiría reducir los síntomas.
Sus análisis demostraron que el ejercicio en ratones de Alzheimer promovía el nacimiento de neuronas en el hipocampo y que esas nuevas células traían beneficios cognitivos. Cuando se intentó imitar los efectos del ejercicio por medio de terapias genéticas y farmacológicas, los resultados fueron limitados. Pero ese es ahora el camino por el cual continuará la investigación.
«Aunque el ejercicio mejoró la cognición en ratones con Alzheimer activando la neurogénesis, no se logró ese resultado mediante el uso tratamientos con medicamentos y genes», explicó Tanzi. Esas neuronas nacidas por imitación del ejercicio «no fueron capaces de sobrevivir en las regiones cerebrales ya devastadas por el mal de Alzheimer, en particular la neuroinflamación. Nos preguntamos en qué se diferenciaba la neurogénesis inducida por el ejercicio».
Choi desarrolló que «la diferencia clave era que el ejercicio también dependía de la producción del factor neurotrófico derivado del cerebro, importante para el crecimiento y la supervivencia de las neuronas, lo que creó un ambiente cerebral más hospitalario para que las nuevas neuronas sobrevivieran». Al tomarlo en cuenta y sumar ese factor neurotrófico a las terapias, «pudimos imitar con éxito los efectos del ejercicio en la función cognitiva», destacó Choi.
Tras comprobar la eficacia del enfoque en ratones, se buscan caminos para ayudar a las personas.
Tanzi sintetizó: «No basta con activar el nacimiento de nuevas células nerviosas, sino que a la vez hay que limpiar el vecindario en el que nacen, para asegurarse de que sobrevivan y prosperen. El ejercicio puede lograrlo, y encontramos formas de imitar esos efectos cognitivos beneficiosos».
Resta ahora explorar en el modo en que la combinación de fármacos, terapia genética y factor neurotrófico se podrían aplicar en seres humanos. «Nos entusiasma mucho investigar formas de implementar nuestros nuevos hallazgos para tratar y prevenir, de la manera más efectiva, esta terrible enfermedad», agregó el autor principal.
Fuente: infobae