Noviembre: Mes de la Familia
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Noviembre está dedicado a la Familia, como principal núcleo social, motiva y es oportuna la ocasión para hacer un alto y reflexionar sobre qué ejemplos estamos brindamos cada día a la nuestra.
Cabe preguntarnos ¿Modelamos una conducta pacífica ante las discrepancias que vivimos con otros miembros? ¿Brindamos amor y somos afectivos? ¿Dedicamos tiempo para indagar cómo se sienten los demás? ¿Estimulamos las conductas positivas o nos centramos en sólo ver lo negativo para descalificarlos? ¿Perdemos la paciencia con facilidad? ¿Nos llenamos de ira ante situaciones que no son de nuestro agrado? ¿Ponemos límites o somos muy permisivos?
Cualquiera que sea nuestra actitud como madre, padre o tutor, debemos tener muy presentes que educamos más con el ejemplo que con los conceptos que les pronunciemos. Un ejemplo sencillo sería decirle a un hijo que siempre debe respetar a los demás y cuando un día llega del centro educativo golpeado le decimos «dale más duro y demuéstrale que eres un hombre», con esta actuación estamos siendo contradictorios.
La familia es la primera escuela y ha de ser nuestra principal empresa.
Siempre hemos oído decir que «se cosecha lo que se siembra», es por ello que no debemos desmayar en educar en valores, en igualdad de derechos y en buenos tratos, si queremos formar hombres y mujeres respetuosos, que actúen con justicia y responsabilidad.
Educar no es maltratar, por eso nos consterna ver informaciones en los medios de tutores que encadenan un niño por portarse mal, casos horrendos donde se llega al extremo de quemarles las manos para que supuestamente entiendan que no se debe tomar lo ajeno. Los castigos nunca deben ser físicos y deben ajustarse a las edades de los hijos e hijas, sin violentarle sus derechos de gozar una vida libre de malos tratos.
Asimismo, aprovecho para recordar que educar no es descalificar. Son muchos los testimonios de los estudiantes en los talleres que impartimos desde la Fundación Vida Sin Violencia, de los términos utilizados por sus padres, por ejemplo «eres un vago y por eso serás un fracasado» o «no sirves para nada», expresiones que lo único que logran es reducirles el autoestima y por consecuencia hacerlos sentir inseguros y por consiguiente, más vulnerables a ser víctimas de malos tratos.
A la madre Teresa de Calcuta en una ocasión le preguntaron ¿Madre como se puede lograr la paz del mundo? Y ella contestó ve a casa y ama a tu familia.
Una familia donde abunda amor y unión siempre contará con mayores herramientas para fortalecer sus relaciones en momentos de dificultades. Por esto, la comunicación ha de ser vital en la solución de conflictos, junto a los valores de empatía y tolerancia.
Fijar límites con amor, delimitar responsabilidades, evitar hacer comparaciones, descartar el privilegio de unos de los miembros, optimizar la escucha, mantener detalles efectivos como brindar abrazos, son acciones que nutren la armonía familiar.
Promovemos la paz cuando la familia dedica tiempo para conversar, disfrutar, jugar y compartir experiencias, como un equipo único y especial, que siempre constituye una bendición.