Paciencia en un mundo apresurado
¿Cuánto valor le damos a la paciencia en nuestras vidas? Tal vez, aprender a conducirnos con más calma sea la clave para vivir en paz y armonía.
Por Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Recientemente me encontraba en un establecimiento de comida y, poniendo en práctica mi paciencia, me senté calmadamente mientras esperaba que atendieran mi pedido. En ese tiempo observé el comportamiento de otros clientes.
“¿Es que no me van a atender? ¡Díganme rápido para irme!”, “¡Yo en ningún momento te he pedido arroz!”, “¡Esta comida está fría y así es como ustedes trabajan!”, vociferaban algunos comensales, sin percatarse del tono de voz que resonaba en el lugar.
Podemos tener hambre, sed o cansancio, pero al apresurarnos y exigir inmediatez, no creo justo desconsiderar a un empleado que está cumpliendo una labor digna para su sustento.
Llegué a la conclusión de que muchas personas, al ir tan deprisa, exigen ser atendidas con autoridad, sin detenerse a considerar que otros están esperando y, además, adoptan una actitud defensiva que los lleva a reclamar de mala manera.
La virtud de la paciencia, en cualquier circunstancia de la vida, es un acto de mucha sabiduría y prudencia. Nos ayuda a evitar decisiones precipitadas y a relacionarnos con más empatía y tolerancia.
Asimismo, la paciencia impacta en nuestra salud mental, permitiéndonos gestionar mejor el estrés y la ansiedad ante las adversidades.
Cultivar paciencia nos ayuda a controlar la impulsividad. Nos da el espacio para pensar antes de actuar, evitando ofender, humillar o denigrar a alguien simplemente porque no actúa como deseamos.
Si tuviéramos plena conciencia de que lo único que tenemos seguro es el presente, actuaríamos con más paciencia y prudencia.
La paciencia nos ayuda a regular nuestras emociones, aceptarnos, valorarnos y cultivar paz interior.
Es esencial para manejar los conflictos de la vida cotidiana en nuestros hogares, ya sea con la pareja, hijos o personal de asistencia, evitando las acciones violentas que nunca tienen justificación.
La paciencia también es necesaria en el trabajo, cuando no compartimos ideas con los compañeros o cuando percibimos comentarios ofensivos.
Al conducir y observar imprudencias en franca violación a las leyes de tránsito, la paciencia nos permite evitar que cualquier conflicto pueda termine en tragedia.
¿Cuánto valor le damos a la paciencia en nuestras vidas? Tal vez, aprender a conducirnos con más calma sea la clave para vivir en paz y armonía.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur