La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Publicidad Discriminatoria
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
Con el nombre de “Que Viva la Verdad” fue presentada la pasada semana una campaña publicitaria de una compañía telefónica, que sin lugar a dudas constituyó un desatino, por promover el sexismo, la cosificación y discriminación hacia las mujeres de nuestro país.
Con mensajes que desvalorizan el papel de la mujer en la sociedad dominicana y su lenguaje sexista, la empresa Viva puso de manifiesto la visión que tiene sobre la población femenina, al encasillarlas como personas incapaces de sostenerse económicamente, obviando las enormes contribuciones económicas que muchas aportan como jefas de familia.
La verdad que esa empresa necesita escuchar que su promoción constituye una inaceptable falta de respeto y burda discriminación hacia las mujeres, que cada día ponen de manifiesto su entrega, capacidad y experiencia para construir una mejor sociedad.
Nos preguntamos si los creativos de este tipo de campañas y los directivos de la empresa telefónica al autorizar el lanzamiento de la promoción en cuestión, no están conscientes de cómo esta visión reproduce los estereotipos que por mucho tiempo hemos tratado de erradicar mediante la educación de igualdad de derechos y que aleja de convivir en una sociedad justa e inclusiva.
La publicidad, al igual que los medios de comunicación, juega un rol determinante por la influencia que ejercen en la población.
En consecuencia compartimos el criterio de que la misma debería estar regulada de una forma puntual y firme, ya que en el caso particular que hemos mencionado afecta la imagen de la población femenina que en nuestro país, que representa un 52 %, un 62% de la matrícula universitaria y las jefas de familias en numerosos hogares del país.
Las empresas tienen la responsabilidad social de promover a la mujer dominicana como es: capaz, preparada para asumir cualquier rol, decidida, emprendedora y no con campañas ofensivas que produzcan visiones errada a la realidad y que la sociedad en conjunto debe de unirse para rechazar.
Imaginamos que con el rechazo público recibido, la compañía telefónica se abocará a retirar dicha campaña y razonar mejor sus ideas mercadológicas.
Las mujeres somos más que la apariencia personal que podamos representar y debemos como segmento poblacional mayoritario unirnos en rechazo total a todo tipo de manifestación de tienda a relegarnos a que nuestros valores están sujetos a como nos vestimos y a la compañía que de decidamos tener.
La autora es presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.