¿Qué es procrastinar?
Desde Mi Perspectiva
Alliett Ortega
Esta semana en desde mi perspectiva quiero hablarles de algo que nos aqueja a todos en algún momento, y en otros se indica como una patología, y es el síndrome de postergar, o el habito de retrasar las actividades o en ocasiones, las pilas de papel amontonadas pueden ser un signo de procrastinación, por decisiones inconclusas, el no concluir los pendientes entre otros síntomas. No dejes para hoy lo que puedes hacer mañana. Detrás de esa frase, en broma, se puede encontrar el espíritu de la procrastinación (sí, con todas esas “r”), este mal hábito (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente sin tener una fuerza de voluntad para concluirla, ya que el acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.
Procrastinar es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar. Las personas procrastinan de diferentes formas, algunas llegando al extremo de hacerse adictas o dependientes de esas otras actividades externas, como, por ejemplo, ver televisión, internet, redes sociales, celular, jugar videojuegos., ir de compras o comer compulsivamente, por este motivo, la procrastinación llega a asociarse con un trastorno del comportamiento en el cual el sujeto relaciona en su mente aquello que debe hacer con dolor, cambio, incomodidad o estrés.
Por distintas razones las personas acostumbran dejar sus tareas pendientes para el último minuto. Esto aplica para cuestiones laborales o de estudio, toda tarea que pueda ser postergada será inevitablemente postergada por quienes aman procrastinar.
La confianza en que no necesitamos tanto tiempo como el que nos ofrecen para realizar una tarea, el simple hecho de esperar un momento de inspiración para emprenderla o apenas la falta de voluntad para comenzar una nueva tarea cuando todavía no se ha terminado la anterior llevan a estudiantes y trabajadores a postergar. Como resultado de esta acción a medida que la fecha de entrega se acerca comienza a crecer en la persona en cuestión un sentimiento de frustración. La idea de que con más tiempo la tarea podría haberse organizado mejor es habitual en estos casos.
La próxima vez que sientas la urgencia de procrastinar, intenta usar alguna de estas técnicas:
- Trabajar durante 10 minutos en algo que procrastinas puede ayudarte a dejar de hacerlo. En muchas ocasiones te darás cuenta de que esos 10 minutos se convierten en 30 o 40 minutos. Cuando empieces, te darás cuenta de que la tarea no era demasiado difícil, aburrida o tediosa. Una vez empiezas te das cuenta de que no era tan odiosa como imaginabas. Incluso si paras a los 10 minutos, será un paso hacia delante.
- Divide fechas límite, procrastinamos porque la tarea parece inconcebible, interminable o demasiado dantesca. Si es el caso, divide la tarea en pequeños bloques, estableciendo fechas límite para cada paso.
- Haz una lista de consecuencias sobre qué pasaría si retrasas la tarea. Haz también otra positiva.
- Si has estado procrastinando con algo, colócalo en la primera posición de las prioridades para el día siguiente. No hagas nada más que eso como primera tarea del día.
- Haz la tarea, pero en un orden diferente. Si tienes que hacer una presentación, por ejemplo, pero estás bloqueada en la introducción, empieza por el final y otras partes. De esta manera irás preparándote para cuando llegues al principio.
- Sustituye la responsabilidad en la que procrastinas por otra tarea prioritaria, después vuelve a ella. Para asegurarte que lo haces, márcate un tiempo de espacio entre una y otra. Ejemplo: 20 minutos de espacio para hacer algo diferente como meditar o realizar estiramientos, o dar un pase. Si te das permiso para evitar la tarea en la que procrastinas, pero haces un pacto contigo mismo de volver a enfrentarla cuando es el momento.
Todos procrastinamos en cierta medida: el estudiante que hace su trabajo a última hora, el individuo que deja la entrega de formularios y papeleos para el último día, la persona que posterga una decisión hasta que no tiene más alternativas. Sin embargo, lo importante es reflexionar hasta qué punto estamos priorizando nuestros deberes de manera adecuada, vigilando no descuidar lo importante por lo urgente. Hasta una próxima entrega.