Quien te dice las cosas es porque te quiere

Pienso y Luego Escribo

Iranna Flaviá Luciano

Existe una extraña creencia de pensar que cuando le decimos a alguien alguna cosa que se sale de lo que la persona tal vez cree o pasa por alto se le está ofendiendo.

Algunas veces el ser humano dentro de su mismo mundo no puede ver más allá, y cree que las cosas están bien, o que podrían estarlo quien sabe cuándo, pero que en el momento no importa.

Supuestamente no importa, y pasa el tiempo, y se siguen codeando con las  personas, cuando en el fondo saben que todo no está del todo bien.

Se le vive dando largas a las cosas que saben que se pueden corregir para estar mejores con la estima o tal vez con la misma persona.

Aún en medio de todo eso, existen algunas personas que por confianza o tal vez porque te desean lo mejor o te quieren, deciden pasar la frontera, dar el paso y decir lo que está a la vista.

Tal vez creerán que son demasiados osados, arriesgados, o que el comentario podría caer tan mal o llegar al punto de ofender.

Ciertamente es difícil lidiar con realidades, pero esas personas son verdaderos ángeles.

No están para nada comprometidos a decir lo que sus ojos ven, corren el riesgo de que puedan ser mal vistos, de que hasta se les deje de hablar, y aun así se toman ese tiempo para expresarse.

La negación es una condición en el ser humano de las más difíciles, ven el mundo de un solo color.

Por esta razón es necesario antes de emitir lo que pensamos, analizar, observar para saber hasta qué punto podemos interferir, y emitir un comentario que tal vez en el momento vaya a doler.

Pero es mejor que duela en el momento, y que después se piense que hay personas que realmente se interesan por usted y por su causa.

A veces no es el qué, sino el cómo, a veces no es el dónde, sino el cuándo, y así sucesivamente, todo es cuestión de manejo.

Pienso y luego escribo: Si realmente nos interesáramos más por las personas, muchas cosas fueran las que se dijeran y pocos los errores que se cometieran.