Recicladoras peruanas combaten el impacto de la basura en el medio ambiente y en la salud de las personas
Perú.- Gregoria Cruz no recoge la basura, ella recicla. Hoy son muchas las mujeres que, al igual que Gregoria, han abandonado los vertederos en la ciudad de Arequipa, la segunda más grande del país, para convertirse en impulsoras de una cultura de reciclaje y demostrar que también en los residuos existen oportunidades para el desarrollo sostenible.
“Somos recicladoras formales, ayudamos a cuidar el ambiente donde vivimos. Lo que hacemos es para el futuro”, asegura.
QUIENES ‘NO EXISTÍAN’
A escasos metros de un criadero de cerdos, existe una gigantesca montaña de basura que despide un hedor tan intenso que el viento lo lleva más allá de El Cebollar, uno de los vertederos que aún subsiste en Arequipa, al sur del país. Por más de 15 años, la vida de Gregoria trascurrió así, entre todo lo que la ciudad desecha y lo que otros recuperan para vender y subsistir.
Hoy a sus 49 años, Gregoria trabaja como recicladora formal en Recicla Vida, una asociación de recicladores que cuenta con siete miembros, de los cuales seis son mujeres, y entre todos recolectan diariamente unos 400 kg de residuos.
Recicla Vida es una de las dos asociaciones apoyadas por el PNUD, ONU Ambiente, Voluntarios ONU, el Ministerio del Ambiente y la Municipalidad Provincial de Arequipa. Gracias a esta iniciativa, el trabajo de Gregoria y el de otros 170 recicladores ha cambiado por completo.
Quienes trabajaron por años en condiciones extremas, con altos niveles de pobreza y riesgo para su salud y la de sus familias, hoy vuelven a ser visibles en una ciudad donde antes existían desde la basura. Muchas mujeres incluso han sido víctimas de violencia, y hoy sus vidas han dado un giro.
LA SEGUNDA VIDA DE LOS RESIDUOS
Ahora Gregoria es una agente de cambio. Con su asociación, pasa algunas horas del día tocando las puertas de casas y empresas comprometidas con el reciclaje, en rutas de recolección diferenciadas. Viste uniforme azul, tiene un carnet que la identifica y se ocupa solo de los residuos separados, sin restos de comida ni otros desechos orgánicos, para luego comercializarlos.
En sus tiempos libres, estas mujeres producen manualidades a partir de las botellas de plástico, cartones y papeles recolectados que luego venden en ferias y eventos de la ciudad.
El sueño de Gregoria, luego de comprar su propio camión, es poder dedicarse por completo a darle una segunda vida a los residuos.
“No ganaremos mucho dinero, pero lo que hacemos nos está dando nuevas oportunidades. Ahora miramos de otra forma el futuro”, asegura. “Hace 20 años empecé a ir al vertedero y hace 4 años esta iniciativa me dio una oportunidad. Por su salud, nadie debería volver allí”, dice.
“No sé cómo se puede hacer entender que lo que hacemos es para nuestro medio ambiente, para nuestro futuro, para nuestras vidas”, dice Gregoria.
Hoy, casi el 25% de los residuos sólidos del distrito de Arequipa son reutilizables. Antes del proyecto, solo se recuperaba el 5% en las condiciones insalubres de los vertederos de la ciudad.
Como asegura Graciela Mamani, otra recicladora de la asociación, muchas personas aún no comprenden su trabajo y “prefieren que los residuos vayan al vertedero”. Aún con este gran reto por delante, estas recicladoras están seguras de que no reciclar sería un verdadero desperdicio.
Fuente: stories.undp.org