La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Reflexión de las Madres
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Mamá es una palabra simple, pero con un significado y valor inmenso, que quienes tenemos la bendición de serlo conocemos su trascendencia y el rol primordial que asumimos ante nuestros descendientes, la familia y la sociedad.
Y es que, dar vida constituye inicialmente un gran privilegio, pero también un compromiso de formación, guía y pedimento de protección que nunca termina.
Escuchar mientras te abrazan “te amo” resulta atesorar una hermosa cosecha de siembra de amor que en nuestra familia hemos podido sostener.
Reconocemos que, como madre y padre tuvimos el privilegio de ser educados con amor y valores que hemos podido replicar en nuestras hijas e hijos, y sabemos que no ocurre así en muchos casos y por múltiples motivos.
Ahora bien, la festividad del Día de las Madres nos invita a reflexionar respecto a la realidad existente de aquellos infantes que la pierden repentinamente porque son asesinadas por sus ex parejas o parejas, sufriendo de pronto un gran trauma al no poder jamás contar con su amor, cuidado y protección.
Peor aún pasa en los niños, niñas y adolescentes que contemplan el impacto de esos crímenes y llegan hasta suplicarles a los agresores “no la mates por favor”, ruego que en la mayoría de los casos no es concedido.
En cualquier circunstancia no es admisible que un inocente e indefenso sufre y contemple una tragedia, más aún cuando es de su madre o pariente cercano, dado el impacto sicológico que esto causa, ya que le destruye su mundo totalmente, afectando su sano desarrollo como merece.
Extrapolo esto al pensar sobre las madres que fueron educadas bajo malos tratos que luego normalizan a través de agresiones físicas o psicológicas a sus hijos e hijas, pretendiendo así corregir una supuesta mala conducta.
Recientemente una madre quemó las dos manitas de su hijito de seis años por haberle tirado al río el freno de un caballo, otras les dicen “Tú no sirves para nada”, destruyéndole así su autoestima en la medida en que se lo repiten constantemente.
La fecha también nos lleva a pensar en las madres enfermas, quienes no pueden brindarles a sus hijos (as) el tiempo de calidad que merecen, en las que han perdido alguno de sus descendientes y no logran superar ese dolor o a las que por algunas circunstancias guardan prisión.
Destacamos y reconocemos a las madres guerreras solteras que levantan con mucha dignidad a sus familias solas, con muchos sacrificios, pero con grandes satisfacciones, a las que trabajan fuera del país para poder enviar sus remesas, y a las abuelitas que se esfuerzan por cumplir el rol de mamás.
Asimismo, reconocemos aquellas madres que han partido a una mejor vida y que estamos conteste de que desde allí nos continúan bendiciendo, protegiendo y guiando con su amor de siempre.
Ser mamá es una bendición divina.
Felicitaciones hoy, mañana y siempre.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur