Seamos empáticos con las víctimas de violencia
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
¿Cuál es nuestra reacción inmediata cuando nos enteramos de un caso de violencia de género: Juzgamos, criticamos o somos empáticos para comprender y ponernos a la orden de la víctima?
Al participar la pasada semana en un educativo y reflexivo taller, que ofreciera a las integrantes de la Fundación Vida Sin Violencia los representantes del programa Cultura Ciudadana de Supérate, llegamos a la conclusión de que, la labor de prevención de la violencia ha de ser constante, a través de la educación, si queremos desaprender creencias y comportamientos tóxicos.
Desde este espacio de promoción de paz compartiremos algunos aspectos relevantes de la actividad, por encontrarnos en el mes de noviembre, mes de concienciación para la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Uno de esos aspectos es desaprender la creencia popular de que las víctimas de violencia permanecen con sus agresores porque son “masoquistas” y les complace auto provocarse dolores físicos o emocionales.
Al respecto, los especialistas en la salud mental, Pedro Reyes y Yasmeen Guzmán fueron enfáticos en señalar que cuando una mujer violentada continúa en una relación, no se trata de que sea “masoquista”, sino que ocurre por no haber sido educada sobre la problemática y entonces, la normaliza y debe desaprender los mitos que siguen justificándola como el que algunas madres que expresan: “Mi hija esa es tu cruz y tienes que sobrellevarla”.
Explicaron que, los factores que hacen a una mujer permanecer, muchas veces por años, en una relación violenta, están la evasión o negación de la realidad, heridas psicológicas, trastornos del ánimo, dependencia económica, falta de un proyecto de vida, alteraciones de salud física o mental y aumento de la violencia hacia su familia.
Tanto Reyes como Guzmán nos recordaron que, las mujeres maltratadas mantienen indefensión aprendida, muestran incapacidad para reaccionar a estímulos dolorosos por encontrarse en una paralización física y emocional, y tienen percepción de falta de control.
Es por ello que, recomiendan que cuando se conozca de un caso, pensemos en formar parte de su red de apoyo y mantener la actitud de ayudar sin juzgar.
Recordemos que, por lo general, una mujer víctima de violencia se encuentra sumida en el miedo y la ansiedad, que la hacen sentir en un túnel sin salida y es por ello que resulta tan necesario que comuniquen a familiares y amistades la situación que viven.
En una interesante dinámica que llaman “creando empatía ante la discriminación”, nos pusieron un cartel en la espalda con palabras, con las cuales muchas veces la misma sociedad violentando el respeto a los derechos humanos comunica comentarios humillantes, para ver cómo nos sentíamos.
La conclusión es que, muchas veces aceptamos como bueno y válido las imputaciones con desméritos que nos hacen los demás, sin defender nuestros derechos al respeto y la empatía.
Las recomendaciones finales estuvieron dirigidas a cultivar pautas de autocuidado que contribuyan al equilibrio emocional, mantener las relaciones sociales y evitar las sobrecargas personales y laborales, realizando a diario una actividad que nos genere bienestar y paz.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur