Seres emocionalmente inteligentes
Emoción y razón: Explora tu ser
María Gabriela Mora de Bagnara
Mucho se ha hablado en los últimos años sobre el término Inteligencia Emocional, un tema fascinante que nos envuelve en la búsqueda de respuestas en nuestro propio ser.
Este término, surge en 1983 cuando el psicólogo Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, consideraba que los test de coeficiente intelectual eran insuficientes para lograr una verdadera apreciación de la inteligencia.
Es así como en su estudio de “Inteligencias Múltiples”, define 7 inteligencias que nos relacionan al mundo, sin embargo considera dos como las de mayor relevancia por el impacto que han de tener, estas son:
- Inteligencia Interpersonal: Implica la capacidad de establecer relaciones con otras personas y tener la habilidad de reaccionar según el estado anímico del otro.
- Inteligencia Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo y todos los procesos relacionados, como autoconfianza y automotivación, comprensión de nuestras propias emociones, teniéndolas en cuenta al momento de tomar decisiones y ser capaz de regularlas según la situación.
A la fecha, han transcurrido 26 años de estudio desde que los reconocidos psicólogos Salovey y Mayer definen el concepto Inteligencia Emocional, sin embargo, sería hasta la publicación de Daniel Goleman (1995) “La Inteligencia Emocional” donde el término salta a la palestra convirtiéndolo poco después en un bestseller en el ámbito mundial.
Este psicólogo americano propone en su publicación, que el éxito de una persona no viene determinado únicamente por su coeficiente intelectual o por sus estudios académicos, sino que entra en juego el conocimiento emocional. Se habla de inteligencia emocional, al referirse a la “capacidad del individuo para identificar su propio estado emocional y gestionarlo de forma adecuada. Esta habilidad repercute de forma muy positiva sobre las personas que la poseen, pues les permite entender y controlar sus impulsos, facilitando las relaciones comunicativas con los demás” (1995)
Valido preguntarse, si estos años de estudios han sido suficientes para consolidar este campo de investigación y de qué forma podríamos aplicarlo al éxito?
Y es que basta con mirar al mundo entero y estudiar ligeramente el comportamiento de personajes reconocidos en la historia, entretenimiento, figuras públicas, gobernantes, filósofos, y sociedad en general para percibir que nos movemos en una atmosfera irracional y descontrolada, producto de la falta de principios y valores, otorgados por una educación vacía, carente del control de emociones ante circunstancias cotidianas y lógicas del día a día.
Es por ello, que en la actualidad esta ciencia está tomando sentido y estableciéndose como base fundamental de estudio en la sociedad, por otro lado, urge poner en práctica cada definición y avocarnos a actuar de forma coherente en el diario vivir.
En otras palabras, nos movemos y actuamos bajo las emociones, el raciocinio muchas veces lo dejamos de lado.
Los principios del manejo de las emocionas nos plantean que no existen las emociones malas o buenas, siendo lo adecuado llamarlas emociones positivas y negativas:
Positivas: Amor, alegría, felicidad, esperanza, sentido del humor, humildad.
Negativas: Miedo, ira, tristeza, odio, envidia.
Y podríamos citar muchas más. Lo interesante de esto, es que las emociones son simplemente reacciones que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o algún recuerdo importante y que la mayoría de las veces suelen ser neutras.
Considerando así, que todas las emociones son buenas en la medida que sean manejadas correctamente.
Asombrosamente los estudios indican que las emociones negativas suelen ser más frecuentes, duraderas y hasta intensas! Por naturaleza nos sentimos más vulnerables y sensibles a lo negativo que a lo positivo.
Esto tiene una explicación, los seres humanos estamos preparados psicológicamente para sobrevivir y ante circunstancias de presión nos queda actuar para la supervivencia.
En el caso opuesto, cuando hablamos de emociones positivas, se hace cuesta arriba en muchos casos ser “felices”, para muchos es considerado nadar contra la corriente, para otros es lo normal, lo cotidiano.
En definitiva, inevitablemente todos, a lo largo de la vida experimentaremos en algún momento situaciones duras, difíciles, y aunque no son más frecuentes que las positivas, lo creemos así porque duelen y hasta marcan nuestras vidas.
Es por ello, que se hace pertinente y prioritario buscar los alcances para ser felices. Los estudios en la inteligencia emocional, nos permiten cambiar la óptica de las circunstancias a través de un conocimiento profundo y sin limitantes de nosotros mismos, desarrollando la autoexploración de nuestras emociones e ir más allá, entendiendo como manejarlas e incorporarlas en la forma en que nos desenvolvemos.
Por esto, aun sabiendo que las emociones negativas están a la orden del día, todo esfuerzo recobra sentido en la búsqueda de la felicidad, alegría, satisfacción y esperanza con patrones de pensamiento creativos, inclusivos, flexibles e integradores como parte de tantas emociones positivas, fundamentales para el crecimiento y desarrollo como individuos.
La importancia de ser seres emocionalmente inteligentes, juega un papel fundamental en la sociedad.
Proporciona comportamientos basados en la coherencia, congruencia y manejo adecuado de las frustraciones; permitiendo incluso que la infancia de los niños por parte de los padres, sea llevada de una forma sana y feliz, previniendo significativamente la violencia, el alcoholismo y el consumo de drogas e incluso influyendo positivamente en las relaciones amorosas, amistades y círculo social en general.
Los conocimientos se pueden encontrar en numerosos lugares, pero desarrollar emociones, actitudes positivas y tomar decisiones adecuadas, solo lo hacen las personas emocionalmente inteligentes. Este tipo de personas impactan significativamente en la vida de los demás, logran ser ejemplo ante la sociedad, la comunidad y el hogar.
El reto está en buscar la forma de evolucionar y desarrollarnos. Siempre habrá momentos que nos pongan a prueba, constantes ataques y situaciones que están fuera de nuestro control, es allí donde se pone en evidencia las habilidades para afrontar la situación, es allí donde se pone a prueba el corazón y la capacidad de entendimiento para ser mejor.
Hoy lo invito a que sea un ser de luz, basado en los principios científicos y amplitud de conciencia.
Anímese a explorar su ser y desarrolle la voluntad de intentar cambiar-actuar, si honestamente lo desea. Sepa que la búsqueda constante de la felicidad y estabilidad emocional no depende de nadie más, sino de usted.
La autora
Odontóloga
Coach Activa Certificada de la EEG. Escuela Europea de Gerencia.
Gerente General del Centro Odontológico Bagnara.