Servicio al cliente 3.0
ViBa la Comunicación
Vilma Batista
El concepto de Servicio al Cliente debemos repensarlo objetivamente en la era de la hiperconectividad en una aldea global donde cada sujeto tiene la capacidad de ser en sí mismo un promotor o detractor de la marca, partiendo de su experiencia con los servicios o productos que brindamos.
Básicamente deberíamos volver al quid del asunto que es tener siempre una actitud de servicio centrada en la necesidad del cliente, asumiéndolo como individuo aliado al preferirnos.
Nuestro país es reconocido por la calidez y amabilidad natural de los dominicanos, sin embargo esto no se traduce necesariamente a que los trabajadores cuenten con una cultura de servicio excepcional, más allá de ser simpáticos.
Capacitación y comunicación interna efectiva es vital para mantener una fuerza interna formada, motivada, empoderada y empeñada en ser representantes de un servicio único.
Sectores como turismo, banca, comunicaciones y retail han hecho esfuerzos por mejorar su relación con sus usuarios empero todavía queda trecho por recorrer al mantener prácticas que no se ajustan a las expectativas de los clientes en este tiempo.
A nivel mundial son las marcas que ofrecen un servicio excepcional y conocen al dedillo su target, las que mantienen una comunicación fluida como base para fortalecer la relación donde la atención al cliente es integral a la estrategia general de la empresa.
Para poder brindar un servicio de calidad, las marcas deben desarrollar un fuerte cultura de atención al cliente interno y externo; esto es que los altos ejecutivos puedan transmitir claramente los objetivos de la firma a sus colaboradores para que asimismo se sumen activamente al proceso, agregando valor a la entrega final del nuestro servicio o producto.
En un mundo estandarizado se convierte en un reto, sino un privilegio, recibir el servicio personalizado tan anhelado y al que hace referencia la diferenciación, que no solo debe aplicar a la oferta, sino a la experiencia.
Ya en el 2018 todo es conocido bajo el sol y cada vez más el perfil general del cliente se inclina por la opción que represente mayor beneficio, donde la experiencia protagoniza su decisión de compra más allá del comparativo precio.
Como consultores y gracias al expertise acumulado en nuestro ejercicio profesional, podemos lograr un equilibrio entre mantener los altos estándares que hemos asumido, siempre buscando agregar valor con los detalles que marcan la diferencia entre un cliente a otro, sin que esto signifique necesariamente un costo extraordinario, sino un adicional apreciado justamente.
La personalización lleva a la fidelidad en una relación ganar-ganar individual, social y comercialmente hablando.
Invertir en servir a los que justifican nuestro accionar siempre es ganancia.