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Tendencias de Otoño: El regreso de la ‘bubble skirt’
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Apareció a mediados del siglo pasado, y desde entonces fue una prenda tan característica que su unicidad la ha hecho difícil de gestionar. Entre los 2000 y los 2010 vivió un momento de popularidad en sus formas más coloridas y ahora parece regresar, eso sí, en una declinación algo más sobria
La extraña falda que están apareciendo en tus redes sociales con mayor frecuencia desde este verano se llaman bubble skirt o falda globo. Aunque la mayoría de las que te has cruzado hasta ahora seguramente sean tesoritos rescatados del baúl de los recuerdos o compras de segunda mano, empezamos también a verlas en firmas de diseño actuales y, muy probablemente, no tarden en formar parte del la oferta de moda rápida. Lo sabemos porque han hecho su aparición ya sobre las pasarelas, y porque varias de nuestras prescriptoras de referencia están ya comenzando a combinarlas con su armario.
En materia de tendencias y moda las cosas suceden a dos velocidades. Los cambios tienden a ser lentos y progresivos, especialmente en las tendencias a pie de calle, hasta que de pronto suceden cosas que provocan un vuelco de 180 grados. La vuelta de las tendencias Y2K han sido llamativas y estridentes, dado que no fue una época precisamente discreta. Y mientras nos dejábamos seducir por ellas, las tendencias del 2010 parecían esperar impacientes su turno de regreso, que se adivinaba cada vez más cercano. Entonces ocurrieron dos hitos en la industria de los que aceleran las cosas: por un lado, Miu Miu hizo de su desfile primavera-verano 2024 un canto a la inspiración preppy de los 2010, por otro, Blumarine, la firma que mejor ha representado el regreso de la estética Y2K, dice adiós al artífice de su fórmula, Nicola Brognano. Parece que la brújula de inspiración abandona los albores de del milenio para deternerse en las estéticas inmediatamente posteriores, y estas bubble skirts, son un síntoma de esas tendencias que se comienzan a colar en nuestro tablero de inspiración.
¿Dónde las hemos visto?
La mayoría de faldas globo que nos hemos cruzado en redes sociales han sido piezas vintage, probablemente de los 2000 tardíos o de comienzos de 2010. “Me he inclinado últimamente por prendas de segunda mano y por combinar prendas viejas de distintas maneras”, comentaba en su perfil de Instagram este verano la creadora de contenido Shuan Bright, que combinaba una abullonada minifalda globo color crema con un look que remitía a las tendencias Y2K y a la estética híperfemenina conocida en redes como coquette. Tal es así que las tiendas de prendas de segunda mano más cool, como Zoetrope en Barcelona, ya están fichando este tipo de faldas.
También hemos comenzado a ver a algunas celebrities en estilismos de diario apostando por la silueta bubble. Ha sido el caso de Kourtney Kardashian, que hizo de un vestido de tejido técnico y estética blokecore un look premamá original. Pero también se decantan por las faldas bubble nuestras prescriptoras de estilo favoritas, como Pernille Teisbaek. La estilista y creadora de contenido completó un look de estética college en colores gris y negros con un giro espacial en forma de minifalda globo. En una demostración de que la prenda es compatible con estilismos más sobrios.
Pero también hemos visto faldas globo sobre la pasarela. Proenza Schouler ya imaginaba faldas de este tipo asimétricas para el verano, ya concluido, de 2023. Recogen el testigo otras firmas, que confían en la falda globo también para el verano de 2024. Uno de los ejemplos más atractivos es el que dio la firma de Barcelona Paloma Wool, que las incorpora a siluetas minimalistas y funde los vuelos en color blanco para un estilismo visualmente muy potente. A veces juega a colocar la bubble encima de un pantalón cargo, jugando con dos códigos de la estética de los 2000. También imagina una primavera de 2024 plagada de bubble skirts Cecilie Bahnsen, la firma danesa que siempre se mueve un universo infantil, y femenino, cercano a la estética coquette.
Venice W, la firma con sede en Londres de la tailandesa Venice Wanakornkul, y que trabaja el layering para inspirarse en las estéticas alternativas de los 2000, también toma la falda globo como eje para aplicar en varios de sus estilismos. O la diseñadora María Bernad, fundadora de la firma upcycled Les Fleurs Studio, las imagina en estilismos con alta carga de fantasía y decide rematar la inspiración bailarina de uno de los looks de su última colección con una falda rematada por una gran burbuja.
Pero, ¿qué es una ‘bubble skirt’ o falda globo?
¿Qué distingue, desde un punto de vista técnico, a esta falda ya de por sí bastante peculiar? Le preguntamos a Arancha Rodrigálvarez, mitad imprescindible de Vestuario Carmen17, el madrileño estudio de diseño y costura que, a fuerza de recuperar la memoria artesana, revoluciona la escena textil española. “Una falda globo son en realidad dos faldas. Una interior, más corta y ajustada, que soporta a otra exterior con mucho vuelo y más longitud, y que se frunce con exuberancia arriba (en la cintura o bajo el pecho si es vestido) y también en el bajo”, detalla Arancha. “Así, apoyándose en la primera falda se crean los abullonados. Es decir, esos frunces o pliegues que generan el globo. Si hiciésemos una radiografía veríamos la falda interior como el gato persa de angora que aparece majestuoso y digno con su pelaje sedoso, largo y abultado pero que en su interior alberga un cuerpo de gatito común.”
El reto, para la diseñadora y costurera, consiste en el desafío a la gravedad. “Se trata de mantener ingrávido lo que por fuerza tiende a caer”, expone. «Para crear esta falda, el primer aliado será el tejido, que tendrá estructura, volumen, será lo suficientemente rígido para mantener la forma, caer suavemente y fluir con el movimiento para que sea armonioso. Pero no sólo con el tejido importa, también cómo está fruncido, doblado o plisado ayudará a mantener la forma. Y si con eso no fuera suficiente para este propósito se recurrirán a distintos medios. Desde estructuras de ballenas a dobles capas de tejidos rígidos o rellenos.”
La bubble skirt fue un juego divertido de introducir en sus colecciones tanto para Pierre Cardin como para Hubert de Givenchy a finales de los años 50. Daba un giro inesperado y un poco juguetón a la silueta New Look que había adquirido carta de canon. En los años 60, Mary Quant, la diseñadora a quien se le atribuye la primera minifalda, también exploró sus volúmenes. En los años 80 incluso Diana de Gales probaría con ellas. Pero tal vez lo que recuerdes es cómo se popularizaron entre los años 2006 y 2012.
Las minifaldas y vestidos bubble, tanto los que hacían la forma del globo en la cadera como los que jugaban con una una silueta estilo años 20 con un caída desde arriba del pecho, fueron del gusto de varias celebrities de la época. Paris Hilton, Lindsay Lohan o Zooey Deschanel fueron algunas de las que por 2006 se dejaban ver luciendo este tipo de vuelo, preferiblemente en vestidos.
Curiosamente, la bubble skirt se convirtió en una de las prendas favoritas de las estilistas que vestían a estrellas de la televisión juvenil. Esto hizo que conociéramos versiones muy coloridas de la falda globo, en combinaciones totalmente imprevisibles que incluían zapatos de tacón, leggings, collares largos y muchos accesorios y chaquetas y sudaderas. La prenda quedó codificada bajo un tono un tanto infantil. Las actrices de títulos juveniles de Disney o Nickelodeon se dejaban ver con ellas sobre la alfombra roja, y vimos miembros del reparto de High School Musical luciéndola, así como a la cantante y actriz Hilary Duff, conocida por protagonizar la serie Lizzie McGuire. Hubo que esperar un poco para ver la versión más sobria de la bubble skirt, aunque las colecciones de primavera-verano de 2007 ya las presagiaban, desde Louis Vuitton hasta Kenzo, pasando por la versión altamente deseable en color blanco diseñada por Stella McCartney, que también convirtió en burbuja monos cortos y parkas.
Para 2010 la bubble skirt ya estaba totalmente integrada en las tendencias del momento. Beyoncé o Kim Kardashian la habían llevado, pero también lo habían hecho chicas cuyo estilo estaba más vinculado con la moda indie, que era la estética alternativa del momento. Alexa Chung, de nuevo Zooey Deschanel o Lana del Rey, que entonces arrancaba su periplo discográfico, apostaron por vuelos bubble.
Después, podemos decir que se pinchó la burbuja. El estilo un tanto recargado de esos últimos años de la década de los 2000 y principios de los 2010 quedó barrido en favor de otros que, poco a poco, comenzaban a soltar lastre y desprenderse de ese apego por el ornamento. Desde el bohemian bourgeois a posteriores estéticas como el normcore que miraba más hacia el minimalismo de los 90 como una aspiración estética. El regreso de las estéticas de los 2000 habla un poco del hartazgo de esos looks limpios, y de un cierto entusiasmo no silencioso por la moda, mientras que, si miramos hacia los looks de la década siguiente, hay una dosis de optimismo que también miraba mucho a la expresión personal. ¿Nos quiere decir algo más este previsible regreso de los 2010? En cualquier caso, estamos preparadas.
Vogue