Un marzo sin paz para muchas mujeres
Yanira Fondeur
Promoviendo la paz
A 48 horas de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, fluyen muchos discursos de reconocimientos y avances de quienes representamos la mitad de la población dominicana, pero, nuestra capacidad de asombroso persiste ante la crueldad agudizada de que son víctimas en hechos sangrientos recientes.
Esto lo afirmo amables lectores, a partir de los últimos casos de violencia y feminicidios suscitado en el país, tragedias que como sociedad nunca debemos normalizar, más aún, si en algunas de las mujeres gozaban de órdenes de protección de las autoridades judiciales.
La semana pasada, en el sector María Auxiliadora del Distrito Nacional, un hombre penetró a la vivienda de su expareja a las cuatro de la madrugada, propinándoles varias estocadas que produjo la pérdida del embarazo de sus mellizos, además de asesinar a su pareja actual. El hecho dejó consternada a la comunidad y el agresor fue apresado.
Un día después, en el municipio de Cambita Garabitos, en San Cristóbal, otro hombre asesinó a su expareja cercenándole la cabeza, por razón de que ella rechazaba continuar con la relación, y se envenenó posteriormente, dejando en la orfandad a 3 niños.
En tanto que, en Santo Domingo Este, un cabo de la Policía Nacional torturó a su pareja, de apenas 21 años y según las informaciones periodísticas la hizo llamar a su padre para decirle que se iba a envenenar y terminó cruelmente asfixiándola con un cordón de zapatos y él suicidándose.
Sin duda alguna, concluimos que, por lo antes narrado en estos tres casos, lo cierto es que la decisión de la mujer de no continuar una relación tóxica constituye un alto riesgo de muerte.
A esos hechos violentos se le suma que, en Nagua, se hizo viral en las redes sociales, un video que muestra un padre que en forma agresiva retira del centro escolar a empujones a su hija, hecho que fue calificado como una “indecencia” por una observadora y que el Ministerio de Educación reprochó y ordenó una investigación.
Ante esta penosa realidad observamos que, las mujeres y niñas dominicanas siguen siendo gravemente violentadas en sus derechos a una vida libre de violencia y a disfrutar plenamente de convivir en paz.
La realidad es que, aunque la gran mayoría de hombres no son violentos, muchos de ellos siguen perpetuando la cultura machista de posesividad de la pareja, hechos que nos colocan como una de las naciones con mayor nivel de violencia contra las mujeres en América Latina y el Caribe.
Prevenir siempre será mejor que remediar y necesitamos reeducarnos para relacionarnos pacíficamente desde la primera infancia, con la finalidad de desarrollar una masculinidad respetuosa de los derechos igualitarios entre hombres y mujeres.
Necesitamos de un compromiso de todos los sectores de la vida nacional para fomentar las relaciones de buenos tratos y por consiguiente rechazar todo tipo de violencia a través de promover la cultura pacífica.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia
@Yanira_Fondeur